¿Cómo aligerar los días más negros? Siempre hay una luz, que amorosamente nos abre sus brazos para consolar y no permitir que las heridas se conviertan en llagas. Y aún con la piel abierta supurante de dolor, existe una caricia, un bálsamo, la palabra que se enciende como una antorcha para mostrarnos el camino.
Comienza la cuaresma, las sensaciones desbordadas se fueron con el carnaval, símbolos de nuestra cultura, es tiempo de meditar, poner un freno, sea en hablar de más, creerse la última coca cola del desierto, dejar esa soberbia de la antigua nueva política, la que no se quita ni fundando cincuenta partidos.
Estos cuarenta días de reflexión se iniciaron en el siglo IV, se acompañan con el color morado, que significa penitencia, luto.
Dialogar, conocer la Vida de Jesús, entrar en su mensaje de Amor es una puerta para estos días, otra podría ser contemplar la naturaleza sin prejuicios, tomar el lugar de la hoja del árbol en silencio, mirar como el viento mece tu cuerpo hoja, sentirte savia, fruto, tierra, raíz, oxígeno.
Pregúntese ¿Cómo es su relación con el mundo que nos rodea?
Gloria Riestra De Wolf, desde niña sintió la necesidad de emprender obras de caridad, y ejercer un apostolado. ¿Qué hacer para lograrlo? Encontró su camino en las letras, el estudio, la dedicación impulsa a esa pequeña para ser una gran poeta.
Antologada en muchos libros y revistas en el mar de la poesía religiosa. Nace en Tampico, estudia con las madres del Verbo Encarnado, elogiada por muchos estudiosos, “flor candorosa de finos sentimientos”.
San Juan de la Cruz con El cántico Espiritual, serán linterna permanente en la senda de sus versos, que nos acercan a la Belleza y a la conversación necesaria con el altísimo. Mujer culta hablaba alemán, francés, inglés, tocaba el piano, escribió ensayos de religión, historia, temas teológicos, consagró su vida a la búsqueda de lo divino y comunión con Dios.
Lea la poesía de esta tampiqueña universal, recree su espíritu con su canto: Casa en tinieblas es mi corazón, tras la tempestad…/Gran Luz, ¿vendrás a alumbrarme? /Gran Paz, ¿colmarás este inmenso vacío? / Grande y único Amor, ¿volverás aquí abajo a darle una gota a mi sed?
Carpe diem.