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  • Columna de Laura Ibarra
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¿Me enviarías una foto tuya?

-Ya tienes muchas fotos mías.

-Pero me hace falta una foto tuya sin ropa.

Así más o menos empezaron los mensajes que Erika de 13 años recibió de su novio, en su teléfono móvil. Una tarde, en que sus padres no estaban, con el mismo teléfono se tomó una selfie en la que mostraba de manera generosa una parte de su anatomía. Luego se la envío a su novio por WhatsApp y la borró.

Meses después, volvió a ver la foto. Estaba en la red social de la escuela secundaria a la que asistía, todos la veían y la comentaban. Hubiera querido nunca haberla tomado. ¿Qué pasó? El joven, a quien Erika envió la foto, es tres años mayor que ella y estudia en una escuela cercana. Hasta hace dos meses eran novios. Cuando le pidió la foto a Erika ella rechazó la idea, pero él prometió borrar inmediatamente la imagen. Juró jamás reenviarla.

Cuando la relación llegó a su fin el siguiente mes, el joven envió la foto a un amigo y más tarde la subió al Facebook de los estudiantes de la escuela de Erika.

Lo ocurrido es consecuencia de un fenómeno que se conoce como sexting, una contracción de sex y texting, que Wikipedia define como “el envío de mensajes sexuales por medio de teléfonos móviles”. El término alude no solo a correos de naturaleza sexual, sino también a material pornográfico (fotos y videos).

El sexting, cuando es consentido, tiene pocas consecuencias negativas para la salud. El “sextear” puede ser parte de relaciones saludables, se le puede considerar como una parte normal del intercambio erótico en la época del teléfono móvil. El problema empieza cuando esta comunicación se sale de la esfera privada. Es suficiente un click para que lo íntimo se haga público, y… una ex pareja resentida.

La forma en que un sujeto puede lidiar con ello depende de su edad y su madurez psicológica. El problema aparece cuando el sujeto afectado es un preadolescente de entre 10 y 14 años, pues en esta etapa de la vida uno se encuentra en una situación muy vulnerable. Las motivaciones de los preadolescentes para participar en estas prácticas tienen que ver con la necesidad de sentirse aceptados, de gustarle a alguien o de sentirse deseados. Aunque en algunos casos lo hacen para llamar la atención, como una forma de travesura o incluso por aburrimiento.

La lucha de los jóvenes en plena pubertad por recibir atención encuentra en las redes sociales un enorme escenario. Entre más Likes reciben, más aumenta su autoestima. La tentación de “sextear” se presenta a partir de condiciones sencillas, pues el preadolescente sólo en su habitación con su computadora o teléfono tiene la sensación de que nadie lo observa. El umbral de represión disminuye.

Las preadolescentes envían con mayor frecuencia imágenes con contenido sexual que los varones. Esto se debe a la importancia que tiene para ellas sentirse admiradas y recibir aprobación. Quieren sentirse sexy y capaces de despertar deseos.

Los varones comparten las fotos por diversión, aburrimiento y, lo que es frecuente, por venganza. Algunos lo hacen para presumir, las fotos recibidas son una especie de trofeo sexual. Son incapaces de prever el daño que pueden hacer y cuando lo notan, culpan a la víctima.

En un estudio realizado por la Universidad de Bielefeld en Alemania, uno de cada cuatro jóvenes entre 14 y 17 años aceptó haber enviado una foto o un video erótico con su imagen. Aunque en nuestro medio existen pocos estudios sobre este fenómeno, los especialistas afirman que México es uno de los países latinoamericanos en los que más se practican estas actividades.

Las consecuencias del uso indebido del sexting entre preadolescentes pueden ser desastrosas. En febrero pasado, en Holanda, un joven de 14 años se quitó la vida, después de que una compañera colocó su foto desnudo en Instagram. También en los Estados Unidos, Canadá e Italia se han reportado víctimas mortales del uso indebido del sexting.

Cuando Erika caminaba por un pasillo de la escuela, una amiga le dijo: Oye, hay una imagen tuya. Ella supo de inmediato de que se trataba, sintió que le habían golpeado en la cabeza. Al salir de la escuela se encerró en su habitación y lloró horas enteras. Los siguientes días fueron un infierno: observaba a sus compañeros inclinarse en pequeños grupos sobre sus teléfonos y escuchaba como murmuraban a sus espaldas.

Apenas recibió alguna señal de ayuda o compasión. Por mucho tiempo evitó salir al patio escolar en los descansos y en casa apenas abandonaba su habitación. Todo el día escuchaba música y evitaba el contacto con sus padres y maestros. Ahora se encuentra en psicoterapia y está segura que nunca más enviará una foto suya desnuda a ningún novio.

En otros países, por cierto, las víctimas de sexting tienen derecho a recibir indemnizaciones hasta 30 años después de la sentencia. Si el joven que puso en circulación cibernética tiene más de 18 años puede recibir hasta tres años de cárcel.

Pregunta: ¿Hasta cuándo limpiarán la carretera al aeropuerto?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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