Después del temblor en Oaxaca, Chiapas y la Ciudad de México doné un par de veces productos para los afectados. Sin embargo, un par de semanas después me preguntaba, “¿Tú crees que con lo que donaste puede sobrevivir una familia tres días? ¿una semana?”
No, no doné lo suficiente. El ahora premio Nobel de Economía, Richard Thaler, tiene una explicación para ello. Nuestra disposición para hacer ciertas cosas -como donar órganos o apoyar causas justas- es mucho mayor de lo que realmente hacemos. El economista ha introducido un factor muy importante en el comportamiento económico de las personas, que explica la razón por la que no llegamos a actuar: la falta del “empujoncito” final, determinante para escapar de la inercia. “Nunca menosprecies el poder de la desidia” afirma en uno de sus libros.
Sin embargo, ahora, cuando retiro dinero en efectivo del automático, a menudo respondo “sí” a la pregunta que aparece en pantalla y me pide donar siete pesos para las víctimas de los sismos. Evidentemente, me faltaba un empujón que me motivara a actuar.
Bueno, pues el Nobel de Economía ha construido todo un sistema en base a este concepto, que, afirma, bien se puede utilizar como estrategia para influir en la acción de los demás en todas las esferas de la vida.
Su libro más popular se llama Nudge (mi edición me aclara que se pronuncia con una “a” corta y una larga “ch”, después de la d). Y quiere decir algo así como “dar empujoncitos”. Es decir, un factor que mueve al comportamiento humano a un cambio significativo. El poder de los empujoncitos es ser realmente enorme. (¿Nunca ha notado el cambio cuando le dice a su pareja lo bien que se ve? Bueno, pues eso es “nudge”, un empujoncito).
La imagen de la portada de uno de los libros de Thaler muestra a un elefante dando un empujón a un pequeño miembro de su especie. Se trata de la metáfora visual que alude a este poderoso factor que nos hace abandonar la inercia.
Uno de sus libros proporciona ejemplos de cómo pequeños detalles pueden influir en el comportamiento de los humanos. En el Aeropuerto Schipol de Amsterdam, se colocó la imagen de una mosca dentro del inodoro. Parece que la mayoría de los hombres no se fija exactamente dónde cae su orina, lo que trae consecuencias indeseadas. Pero, tan pronto observan la imagen de la mosca, su atención crece junto con su “puntería”. Con ese sencillo truco, se logró reducir el 80% de los líquidos que caían fuera del inodoro.
Otro ejemplo de “empujoncito”, que refiere Thaler, es la medida que tomó el estado de California, y que aquí ha reproducido la Comisión Federal de Electricidad. Se trata de imprimir en el recibo de pago la imagen de un medidor con una flecha que le indica al consumidor, cuánta energía está consumiendo en comparación con el resto de los consumidores.
Esta simple imagen o “empujoncito” ocasiona que las personas se esfuercen por reducir su consumo de energía.
Muchos gobiernos han reconocido el valor de las investigaciones de Thaler y lo han contratado como consejero. Entre ellos se encuentra la canciller alemana Angela Merkel. Pero también en el pasado David Cameron y Barack Obama formaron un grupo de asesores para desarrollar proyectos con este enfoque.
Así, psicólogos, expertos en evolución, sociólogos, etc., buscan ahora como introducir pequeños cambios que afecten el comportamiento de los ciudadanos. Con la ayuda de “empujoncitos” se busca reducir el número de personas obesas, aumentar la donación de órganos o reducir el consumo de energía.
Por ejemplo, se ha encontrado que el consumo de vegetales y frutas en los restaurantes de comida rápida aumenta cuando estos se colocan en el mostrador, a la vista del comensal (¿Quién va a pedir brócoli o betabel si no los ve?).
La editorial Taurus ha publicado de este autor “El pequeño empujón. El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad”. Y la editorial Deusto ofrece “Todo lo que he aprendido con la psicología económica”. Ambos están lejos del aburrido academicismo y se encuentran en la lista de los libros más vendidos en Europa y Estados Unidos.
P.D. Estimados lectores: La semana pasada esta columna incluyó una trivia sobre el descubrimiento de América. Desafortunadamente cometí un error al escribir el correo, al cual el lector interesado podía enviar sus respuestas. Este debe ser [email protected] (en el artículo apareció 33). Una sentida disculpa a quienes me enviaron su correo. Si a Usted le interesa participar, no dude en enviarme sus respuestas. Los cinco mejores obtendrán un obsequio.