El fantasma de las Navidades pasadas nos habla de un país con mucha desigualdad social, mucha pobreza y falta de educación, donde la corrupción de los poderosos oprimió hasta de manera burlesca los derechos de las mayorías. El resentimiento se fue acumulando, y con justa razón, el hartazgo de la impunidad y la narrativa de nosotros los pobres y ustedes los ricos generó una fuerte división entre los mexicanos.
La famosa mafia del poder sí existía, y los señalamientos de todos los abusos eran ciertos como también lo era el nivel de pobreza en el que se encontraba sumida gran parte de la población.
En el siglo XX al PRI le quedaba muy claro que le convenía tener ciudadanos pobres y sin educación porque así eran “más manejables”, a principios del siglo XXI el PAN buscó la fortaleza macro económica poniendo enfoque en las empresas, pensando que finalmente la riqueza llegaría a todos; no resultó, los ricos fueron más ricos y los pobres más pobres.
El fantasma de las Navidades presentes nos habla de un país donde sigue habiendo millones de pobres, donde los presupuestos para educación y salud son severamente castigados, donde los corruptos nada más cambiaron de partido, muchos de ellos son los mismos de ayer solo pintados de guinda. Donde la impunidad es moneda de cambio para conseguir las votaciones que quiere el gobierno y las instituciones que buscaban la transparencia y la participación ciudadana han sido destruidas.
En el periodo del morenato, la mafia del poder prevaleció, los ricos se alinearon con el gobierno, y siguen sacando las enormes ventajas que siempre han tenido, los pobres reciben becas y apoyos que, si bien los ayudan a sobrellevar las dificultades, no los sacan realmente de su pobreza, pero si los vuelve dependientes del gobierno, han vendido su voto y aprobación, poco les importa lo que pase con el país, mientras tengan asegurada la ayuda que les da papá gobierno.
El fantasma de las Navidades futuras me preocupa. Esta tensa calma se sostiene por los apoyos sociales que se están fondeando de hacer recortes en temas significativos del presupuesto, el pueblo de México está recibiendo un pastel de lodo decorado con un betún precioso, y no se da cuenta. La mala distribución del presupuesto y el endeudamiento necesario para cubrir las becas nos va a alcanzar y revolcar como país.
Así como el avaro señor Scrooge, tuvo las visiones de su vida en el famoso cuento de Navidad que todos hemos visto alguna vez, deberíamos como sociedad hacer una reflexión de lo triste que es la realidad de la que venimos, pero lo aterrador que resulta el futuro al que vamos.
Para evitarlo solo hay un camino, cambiar el presente en el que estamos.