El Día de la Salud Mental, celebrado este pasado mes de octubre, fue protagonista en distintas plataformas al convertirse en tendencia, y es que no es ninguna sorpresa que se esté convirtiendo en una prioridad multigeneracional después de un largo periodo de pandemia y, con ella, el confinamiento. La ansiedad, agotamiento, estrés y la mezcla de todos estos sentimientos, están llevando a las personas a tomar cartas en el asunto, con mayor aceleración en generaciones jóvenes, y a buscar diferentes recursos que ofrezcan una solución, entre ellos incluido el video.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la falta de salud mental representa una pérdida del 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la Unión Europea, principalmente por la disminución de la productividad. En nuestro país, y basado en cifras del Inegi, la productividad laboral se encuentra en las cifras más bajas de los últimos años, y en consecuencia se hace presente en una notable disminución de energía y falta de interés en las personas. Por otro lado, la escuela de medicina Morehouse, también encontró que la falta de atención de la salud mental y su equidad costó aproximadamente más de 278 mil millones de dólares en Estados Unidos, un análisis que destaca que debería estar dentro de las necesidades sociales.
Sin embargo, no todo va en declive. La Generación Z y los Millennials están llegando al límite de la resiliencia, orillándose a buscar flexibilidad y balance entre lo laboral y personal. En la encuesta global 2022 de estas dos generaciones, realizada por Deloitte, se puede observar que las personas jóvenes están profundamente preocupadas por la situación mundial, generando desafíos en su vida cotidiana que hace unos años ignoraban, como los temas financieros, salud, desempleo, foco al impulso de un cambio social, entre otras. Todo esto, mientras buscan opciones ambientales sostenibles, e inspirándose a tomar medidas para abordar la salud mental.
En comparativa entre ambas generaciones, los Millennials tienen dentro de su top 5 de preocupaciones el costo de vida como la número uno, seguida por el cambio climático, el cuidado de la salud, desempleo y, por último, la seguridad personal; mientras que los más jóvenes de la Gen Z coinciden con las primeras dos, pero subiendo el desempleo al tercer lugar y la salud mental al cuarto, priorizando mucho más este aspecto en sus vidas.
En plataformas de video se observa algo similar en tendencias con creatividad reconfortante, es decir, la creación y consumo que se derivan de las formas en las que las personas se adaptan a estas plataformas para satisfacer sus necesidades psicológicas y emocionales. Después de dos años de exposición a la ansiedad y de acuerdo a un reciente estudio que realizamos en coordinación con IPSOS, el 90 por ciento de la Gen Z ha visto un video que le ha ayudado a sentirse en un lugar diferente, como los videos en la playa de Bad Bunny, mientras que el 83 por ciento ha usado la plataforma para ver contenido calmante que les ayude a relajarse.
Incluso, el incremento en el consumo de contenido de terror está directamente ligado con esta nueva necesidad que cumple el video, al funcionar como una especie de catarsis ante la ansiedad y el estrés, dentro de un ambiente controlado. Desde videos de terror análogo a historias y podcasts de terror, más de la mitad de la GenZ está de acuerdo en que disfrutan de este contenido.
También, ha surgido un fenómeno peculiar en el que la familiaridad se traduce en comodidad, pues los “creadores reconfortantes”, o personajes con los que se identifica la comunidad, están conectando de manera importante con la audiencia. Cada vez es más común que los espectadores regresen a este tipo de creadores y videos para encontrar paz de su vida laboral y personal, jugando un rol importante al estar presentes en sus tiempos de ocio.
Sin duda alguna, el impacto psicológico que estamos viviendo será cada vez más notable, y los números reflejan la importancia del descanso; es increíble que algo que “parece inocente”, como el cuidado de la mente, cause un daño en la economía y que regiones como la Unión Europea estimen que el costo del estrés en el lugar de trabajo sea de aproximadamente 20 mil millones de euros anuales, como lo destacó la OIT. Queda mucho terreno por explorar, pero, por lo pronto, no estaría mal aprender de las nuevas generaciones y adoptar la búsqueda del balance, priorizando una mejor estabilidad emocional social.
Karla Agis
Gerente de Cultura y Tendencias para YouTube Hispanoamérica