La generación Z o ‘Gen Z’, representará en los próximos años el 46% de la población mundial, algo así como 2 mil 500 millones de personas. Quienes la integran nacieron entre 1996 y 2010, y representan a un segmento que no conoce un mundo sin internet, el cual les ofreció una comunicación e interacción más directa con las marcas y empresas de servicios, por lo que como consumidores exigen un mayor nivel de personalización. Además, es diversa en preferencias como nunca antes, pues han tenido la oportunidad de construir y expresar sus identidades únicas a través de múltiples plataformas abiertas.
En términos económicos, de acuerdo con Euromonitor, sus ingresos crecerán 140% en los próximos 5 años y se cuadruplicarán en la próxima década. Esto la convertirá en el motor de la economía global, lo que significa una gran oportunidad para entregar productos innovadores en el sector bancario y financiero.
En el panorama que hoy vive la industria financiera, los usuarios ya demandan nuevas formas de realizar transacciones que sean fáciles de adoptar, utilizar y que no presenten fricciones o interrupciones. Sin embargo, este comportamiento será todavía mayor en la generación Z, si tomamos en cuenta que creció familiarizada con servicios y plataformas digitales para realizar actividades en su día a día. Además, para el caso de México, también es importante considerar el impulso que tuvo la digitalización financiera en los últimos dos años.
De acuerdo con el Banco de México los pagos a través de SPEI menores a 8 mil pesos, enviados y recibidos por terceros, se incrementaron en 72.2% con respecto al 2019, lo que refleja un mayor uso generalizado de este medio de pago por la población en general. En tanto que el esquema de pagos CoDi alcanzó más de 6.8 millones de cuentas validadas y 1.1 millones de operaciones, de acuerdo con datos públicos del Banco de México.
Por ello, los bancos y organizaciones financieras deberán crear la base tecnológica adecuada para potenciar una innovación que los distinga y logre capitalizar a ese segmento. Estos esfuerzos comienzan necesariamente en la nube porque:
1) Proporciona una infraestructura resistente, rápida y escalable a las necesidades del momento, que le permite a los equipos crear nuevas aplicaciones de forma veloz y segura, además de que representa ahorros de millones de dólares que en otro caso significaría invertirlos en hardware, software y licencias poco flexibles.
2) Administra datos almacenados en diversas ubicaciones para identificar nuevas oportunidades de monetización, acercar ofertas personalizadas o desarrollar nuevos productos.
3) Brinda el acceso a tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y machine learning, permitiéndoles tomar decisiones de negocios más informadas con base en las enormes cantidades de datos transaccionales que procesan.
4) Abre la puerta a una gestión cuidadosa de la recopilación de datos, su uso y la mitigación de posibles fraudes.
5) La nube ofrece seguridad de varias capas con administración de identidades, seguridad de red y ofertas de detección y respuesta a amenazas, al tiempo que impulsa funciones de pago aún más seguras, como la tokenización de tarjetas de crédito para proteger los datos durante las transacciones en línea.
Un ejemplo de las oportunidades que existen en el sector para mejorar la experiencia de millones de personas es a través del uso de tecnologías como la inteligencia artificial y el machine learning que permiten a las instituciones financieras crear las soluciones digitales que demandan las nuevas generaciones.
Algunas de estas herramientas son los asistentes virtuales que gracias a las capacidades de la nube, pueden conversar naturalmente con los clientes desde múltiples dispositivos y ayudarlos a resolver problemas. De igual forma funciones que posibilitan realizar reconocimiento de imágenes para hacer compras en línea con cargo a una tarjeta. O aplicar Inteligencia Artificial para procesar documentos y agilizar el otorgamiento de créditos.
A diferencia de hace 10 años, hoy las instituciones financieras tienen en la nube una oportunidad de predecir y anticiparse a sus futuros clientes, así como sumar la capacidad de innovar. Al final, todo se reducirá en ofrecerles servicios digitales que atiendan sus necesidades cotidianas.
Vocero: Julio Velázquez, director general de Google Cloud México