Siempre he pensado que Estados Unidos es afortunado por tener inmigrantes mexicanos. Los ataques terroristas en París solo sirven para reafirmar mi convicción.
En su enorme mayoría, nuestros paisanos —con o sin documentos— se desempeñan de manera ejemplar en EU. No solo contribuyen a la economía de nuestro vecino del norte, al cubrir, por ejemplo, puestos de trabajo que los estadunidenses no quieren tomar, y pagan impuestos. También se comportan como ciudadanos respetuosos y pacíficos, dispuestos a asimilar la cultura, en gran medida porque no es tan distinta a la nuestra.
El contraste con lo que está sucediendo en Europa es marcado. La integración de millones de inmigrantes musulmanes de primera y segunda generación ha sido muy complicada. Las culturas son muy distintas. Países como Francia han intentado impulsar sus tradiciones al prohibir, por ejemplo, el uso en lugares públicos del velo integral islámico, o el burka. Pero su éxito ha sido limitado. La tensión entre musulmanes y europeos continúa siendo palpable. Los terribles actos de terrorismo en París, la semana pasada, cometidos por un pequeño grupo de musulmanes radicales, son una prueba extrema de ello.
Estados Unidos está lejos de vivir una situación similar con la comunidad mexicana que ahí vive, pese a que Donald Trump ha calificado a nuestros inmigrantes de "violadores" y "criminales". La realidad es que los mexicanos que arriesgan sus vidas en busca de mejores oportunidades en EU son de lo mejor que tenemos. Por definición son gente valiente y emprendedora, dispuesta a tomar riesgos para poder demostrar su potencial y a trabajar fuerte para conseguirlo. Gracias a ellos y ellas funciona una buena parte de la economía estadunidense, desde hoteles hasta restaurantes.
Un punto fundamental, sobre todo en el contexto de la tragedia de París, es que los beneficios económicos que aportan nuestros compatriotas se dan en un clima de cordialidad. No hay animadversión entre la cultura mexicana y la estadunidense. De hecho, factores como la cercanía geográfica, los lazos familiares, el comercio y el turismo han propiciado que sean cada vez más similares. El riesgo de actos violentos de la comunidad mexicana contra el gobierno estadunidense es mínimo. Mucho menor el de un ataque terrorista provocado por uno de nuestros compatriotas.
EU tiene suerte de tener inmigrantes mexicanos. En lugar de erigir un muro fronterizo, como Trump y otros candidatos que buscan la presidencia proponen, debería construir un puente de planta para darnos la bienvenida.