Como si al gobierno le sobrara dinero, las candidatas a la presidencia ya empezaron a distribuir la ilusoria abundancia. Tanto Claudia Sheinbaum como Xóchitl Gálvez parecen estar en una carrera para reducir la edad para recibir apoyos pensionarios del gobierno.
Gálvez propuso bajar la edad de la popular pensión para adultos mayores de 65 a 60 años. Sheinbaum, por su parte, se vio más mesurada y ofreció una pensión de la mitad del monto de la actual dirigida solo a mujeres de entre 60 y 64 años. Para no quedarse atrás, Clara Brugada, candidata a jefa de Gobierno para de CdMx, se comprometió a reducir la edad para obtener la totalidad de la pensión a 57 años.
Que la propuesta de Sheinbaum sea exclusiva para mujeres trae sus propios conflictos que merecen un análisis independiente, pero en todos los casos la pregunta obligada es de dónde saldrá el dinero para financiarlas.
En este año, el gobierno asignará 465 mil millones de pesos para el programa de adultos mayores. A esta cantidad hay que sumarle casi 1.5 billones de pesos que destinará a pensiones contributivas (como las del IMSS). Estas dos partidas acaparan ya cerca de una tercera parte del gasto público programable y, conforme la población vaya envejeciendo, se comerán un porcentaje cada vez mayor. Además, no hay que olvidar que existe ya en la mesa una propuesta de reforma pensionaria por parte de López Obrador, que aumentará ciento por ciento la tasa de reemplazo del último salario para personas que ganan hasta el promedio de los trabajadores del IMSS, lo que, de aprobarse, sumará miles de millones de pesos extra al presupuesto.
Reducir la edad para recibir la pensión no contributiva (la de adultos mayores), como proponen las candidatas, disparará aún más el costo para el gobierno. Y no es que le sobren recursos. Todo lo contrario. Los pocos fondos que tiene a su disposición (México es el país de la OCDE que menos impuestos recauda en relación con su PIB) están comprometidos y la perspectiva es que muchas de sus obligaciones actuales que son casi imposibles de eliminar (como las pensiones actuales) crezcan con el paso del tiempo.
También se vienen encima fuertes desembolsos, siendo uno de los más relevantes apuntalar a Pemex. La empresa productiva del Estado está técnicamente quebrada (su capital es menor que sus pasivos) y para resolver el problema (o sobrellevarlo, cuando menos) habrá que inyectar carretadas de dinero. Una evidente fuente de recursos para cumplir con los compromisos vigentes y las promesas de las candidatas es una reforma fiscal, por eso estoy seguro de que ninguna de ellas querrá hablar de este impopular tema en estos momentos
Me queda claro que estamos en época electoral y que lo que buscan las candidatas es promover proyectos que les generen votos; ya ganando verán cómo se zafan, pero me parecen peligrosas las promesas pensionarias. Al ambas estar de acuerdo, le será difícil a la ganadora echarse para atrás de tan oneroso compromiso.