Como sabemos, Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional, en un madruguete impuso una reforma a los estatutos de su partido para extender su dirigencia hasta después de que concluya el proceso electoral del 2024 (en que se renovarán la Presidencia de la República, las dos cámaras del Congreso y cientos de cargos en todos los estados del país).
Mediante ello, el dirigente se abroga el enorme poder de formar alianzas y definir las candidaturas que contenderán en el proceso electoral quizás el más grande de la historia de México. Alito justificó esta medida argumentando que era “para bloquear la reforma del plan B del presidente Andrés Manuel López Obrador”, que implica que el inicio de la elección federal de 2024 se retrase 2 meses.
Para salvar ese desfase, Alito modificó los estatutos, lo que le permitiría prorrogar su mandato hasta pasadas las elecciones mencionadas. Si bien los estatutos contemplan realizar estas modificaciones por el consejo político nacional, también establecen que para hacerlo debe demostrarse un caso justificado.
Los opositores a Alito, como el senador Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu, se quejaron de que al convocar al consejo político nacional no se justificó esta vía, pues modificar los estatutos solo puede hacerlo el propio consejo cuando por causa justificada la asamblea nacional no pueda reunirse para sesionar.
Y no justificó porque no era posible que la asamblea se reuniera y el fondo de este asunto era perpetuarse en el puesto, es decir, en realidad lo acusan de una especie de fraude político.
Sus opositores también alegaron que tampoco se cumplían los supuestos referidos, porque la reforma electoral era en ese momento un hecho futuro, de realización incierta. El proyecto aprobado por la comisión de prerrogativas y partidos políticos del INE determinó que, al no ser válida la ruta por la que el PRI modificó sus estatutos en el consejo político nacional, no eran válidas las modificaciones estatutarias que realizó el consejo político nacional del PRI.
En el pleno del consejo general del INE votaron a favor de este proyecto seis consejeros y cinco en contra; se destacan dos votos inesperados contra Alito: el de Lorenzo Córdova y el de Ciro Murayama, ya que se decía que Alito era contlapache y amiguísimo de Lorenzo Córdova. Parece que en política no hay amigos y que la estrella de Alito se empieza a apagar, porque esto tiene un mar de fondo.
Julio César Vega Olivares