El 18 de marzo del presente año se cumplió un aniversario más de la expropiación petrolera, día que representa el triunfo de los mexicanos contra el dominio imperialista extranjero.
La primera expropiación petrolera, digamos implícita, fue la que se realizó con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 5 de febrero de 1917, que establece en su artículo 27 que corresponde a la nación el dominio directo sobre el petróleo, es decir, su primer efecto fue quitar el dominio de este a los extranjeros.
Sin embargo, la ley se acata pero no se cumple, pues por la codicia, las fuerzas extranjeras desde el primer boom petrolero del país en 1911 habían venido haciendo planes para apropiarse del petróleo mexicano que en el período postrevolucionario le cuesta la vida al presidente Madero; Venustiano Carranza se equivocó en lo económico y en lo político, pues por una parte se peleó con las petroleras y en lo político desplazó a Álvaro Obregón y las trasnacionales aprovecharon esas diferencias entre los líderes políticos para eliminar a Carranza.
Una vez en el poder Obregón tuvo que aceptar la no retroactividad del artículo 27 constitucional con aquellos famosos Tratados de Bucareli.
Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles las compañías norteamericanas publicaron que él era la mayor amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos, incluso amenazaron con invadir el país, como ahora lo hace Donald Trump.
Sin embargo, otro problema afectaba a la industria petrolera: las precarias condiciones de los trabajadores.
El 28 de mayo de 1937 los trabajadores petroleros estallaron la huelga, pero decidieron acudir a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y esta falló en favor de los trabajadores. Las compañías se ampararon, pero la Suprema Corte resolvió nuevamente favorable a los trabajadores.
Ante el desacato de las compañías extranjeras, el presidente Lázaro Cárdenas expropió el petróleo por causa de utilidad pública el 18 de marzo de 1938, que podría ser considerada como la segunda expropiación, digamos explícita.
Con la llegada del modelo neoliberal, se intensificaron los ataques contra Pemex y redujeron deliberadamente sus actividades, hasta que la Cuarta Transformación finalmente modifica nuevamente la Constitución, en una especie de tercera expropiación, digamos blanda, para darle su carácter de empresa estratégica y del Estado, para asegurar que el petróleo es y seguirá siendo patrimonio de la nación.