La sombra de la recesión amenaza a Estados Unidos y también la de la insolvencia. Algunos analistas consideran que está ya en “recesión técnica”, cuando dos trimestres seguidos ha caído su PIB, y algunos esperan que a final de este año ésta se acentúe y la crisis bancaria norteamericana pudiera generalizarse provocando una nueva crisis global.
La secretaria del tesoro Janet Yellen dijo que los precios de las acciones de algunos bancos regionales seguían bajo presión, pero que los depósitos se habían estabilizado y que la venta de acciones bancarias se debía a la tensión sobre los beneficios, pretendiendo minimizar el riesgo. Sin embargo la realidad parece otra y algunos bancos podrían tener problemas de liquidez, lo cual impactaría a otros sectores económicos.
Que, además, Estados Unidos podría caer en insolvencia si no se logra un acuerdo sobre el aumento del límite del endeudamiento del gobierno, que actualmente es de 31.4 billones de dólares, asunto que sucede desde hace varios años. Recordemos que durante el gobierno de Donald Trump, el techo de endeudamiento fue elevado tres veces; eso muestra que ese país gasta más de lo autorizado.
Estados Unidos mantiene la mayor deuda pública del mundo: alcanza 118% de su PIB, y sigue gastando. Su presupuesto militar y sus excesos en la emisión monetaria son dos elementos que afectan seriamente la economía norteamericana y, consecuentemente, la de sus países dependientes, como México.
Pero esto conlleva algo más: que de la manera en que Biden logre esta negociación podría afectar su campaña de reelección, es decir, este asunto se politiza.
Biden dice que todo está muy bien, pero ni cómo creerle, y que los republicanos toman de rehén a la economía, pero él gasta alegremente prestando miles de millones de dólares a Ucrania para mantener su guerra con Rusia. Janet Yelen alerta que, de no lograrse el aumento del techo de endeudamiento actual, se terminaría la reactivación económica y se perderá la confianza mundial en Estados Unidos. Bueno esa la mantienen con la diplomacia nuclear.
Por su parte, el Banco de México parece a la expectativa sin que se vean ajustes, y dice que mantendrá su tasa en 11.25%, lo que parece un nivel demasiado elevado, pero el neoliberalismo se mantiene en los órganos autónomos, que son su reducto. Si bien la inflación está bajando, es a un costo demasiado alto.
Por lo pronto la turbulencia norteamericana nuevamente amenaza la economía global. Esperemos que México resista.