“¡Torreón siempre puede!” Con esta contundente y poderosa frase, la administración municipal encabezada por Román Alberto Cepeda define su visión y el legado que esperan dejar para el municipio; dicho sea de paso, el alcalde y su planilla fueron electos por un amplio margen y reciben esta encomienda con expectativas muy altas:
todos los sectores de la sociedad torreonense esperan grandes logros.
Por lo pronto, a poco más de 50 días de haber iniciado su cargo, se han dado señales muy positivas, pues cerraron el mes de enero con una evaluación muy favorable.
Román ha integrado un equipo de trabajo equilibrado; con mujeres y hombres de experiencia y capacidad, pero también con caras nuevas, avaladas por su trayectoria y resultados en distintos ámbitos dentro y fuera del servicio público.
Los retos y problemáticas del municipio son muchos.
La ciudadanía, antes y durante el proceso electoral, manifestó sus necesidades, entre las que se encuentran: el agua, el desempleo, el transporte, la contaminación, la imagen urbana, la seguridad, y otras de igual importancia; en el tema cultural, que es de lo que se ocupa esta columna, también hay muchas necesidades y grandes expectativas por parte de artistas, creadores, gestores culturales y de la población de Torreón que está al pendiente de la oferta de actividades de las instituciones; la administración de Jorge Zermeño dejó un sentimiento de abandono y, aunque en su momento hubo iniciativas interesantes, una de las decisiones más polémicas y simbólicas fue el retroceso que implicó la desaparición del IMCE y su cambio a Dirección General.
Pero continuando con las buenas señales del inicio de la administración de Román Alberto Cepeda, hemos podido escuchar con atención la importancia que el alcalde le da a la cultura.
Durante su campaña, la idea de recuperar el dinamismo cultural de Torreón estuvo presente en la gran mayoría de sus mensajes, y no es casualidad:
el alcalde cuenta con la experiencia de haber sido Secretario del Trabajo y sabe la gran aportación que la actividad creativa, artística y cultural tiene en la economía, pues, con base en los estudios de Ernesto Piedras, especialista en economía cultural, entre lo registrado mediante la economía formal y lo que genera la economía sombra, la aportación de la cultura al PIB nacional ha llegado al 7.4% (en un estado de cosas prepandemia).
En el 2020, según datos del INEGI, correspondientes únicamente a la economía formal, la aportación de la cultura al PIB fue de 2.9%.
La designación del arquitecto Antonio Méndez Vigatá al frente del IMCE (que está de regreso) también es una buena señal, pues él ha estado presente en la vida cultural del municipio desde hace mucho tiempo; sabe lo que es el trabajo coordinado y la toma de acuerdos mediante el diálogo.
Ahora tiene un reto mayúsculo ante sí, pero cuenta con la disposición y la confianza del alcalde.
Cabe mencionar que poco a poco ha ido integrando un equipo de gente capaz, y que será muy importante la atención a todos los sectores de la vida cultural: desde los patronatos hasta los colectivos independientes, sin olvidarse de nadie:
en eso radica la principal expectativa de aquellos que escucharon en campaña la propuesta de Román Alberto Cepeda. Seguramente así será.