El mundial de futbol femenil se encuentra en fases de eliminación y está acaparando las miradas de la afición con golazos como el de Marta Cox, jugadora del Club Pachuca y seleccionada panameña, contra Francia marcando el primer gol en la historia de Panamá en mundiales, o la postal de Linda Caicedo para darle la victoria a Colombia contra Alemania. También ha dado de qué hablar la eliminación de Brasil en la primera ronda, o de Estados Unidos —actuales campeonas— en octavos de final.
Esta pasión, el drama en la cancha y la gran calidad futbolística, están siendo el motor para atraer fanáticos en todo el mundo, rompiendo récords de audiencia que marcan un precedente para el crecimiento exponencial que ha experimentado el futbol femenil en los últimos años.
Esta tendencia no es un hecho reciente ni aislado; sin embargo, en los últimos años se ha acentuado de forma vertiginosa. El ejemplo más claro fue la edición pasada de esta justa que rompió récords de audiencia al registrar más de 993 millones de televidentes alrededor del mundo, además de los 482 millones de espectadores en YouTube dentro de los contenidos relacionados con la justa deportiva, de acuerdo a las cifras del estudio de YouTube Vibes “Más allá de los 90 minutos”. Este año se espera que la tendencia positiva continúe y hasta el momento se encamina a ser un éxito.
Este crecimiento ha provocado un efecto dominó, empujando a la FIFA a profesionalizar cada vez más este torneo, con un formato mucho más extenso y que da la oportunidad a más países de ser representados por su selección. Esta es la primera vez que el torneo se juega con 32 escuadras, un tema no menor tomando en cuenta que la primera competencia de mundial femenil solo contó con 12 equipos.
En el eterno dilema de qué es primero, si las audiencias para atraer la inversión, o la inversión para atraer las audiencias —el juego del huevo y la gallina— parece ser que el futbol femenil ha encontrado la fórmula secreta, captando nuevos fanáticos que a su vez generan interés por parte de grandes inversionistas, creando un círculo virtuoso que potencia el éxito del futbol femenil. La justa actual, por ejemplo, cuenta con patrocinios de sectores como el alimenticio, tarjetas de crédito, aseguradoras, ropa deportiva, aerolíneas y muchas otras.
Este interés generalizado por el mundial femenil también se refleja en las búsquedas de Google, que registra picos de interés cada vez más altos en esta disciplina. Por ejemplo, durante la edición 2019 se observó el punto de interés más alto en la historia del futbol femenil, siendo tres veces más alto que en la edición 2015; y ahora en 2023, incluso con el torneo inconcluso, la tendencia muestra que el pico de interés será de más del doble que el récord de 2019, de acuerdo con datos de Google Trends.
Lo positivo de este incremento de interés es que no es un caso aislado a las Copas del Mundo, ya que podemos ver una tendencia similar en otros torneos como la Eurocopa Femenil o Copa América Femenil.
México no es la excepción. A pesar de no conseguir la clasificación a la justa mundialista, el futbol femenil de nuestro país comenzó a profesionalizarse cada vez más, con jugadoras en equipos importantes como Kenti Robles, en el Real Madrid, y la creación de una liga nacional e inversión en infraestructura. Plataformas como YouTube han sido agentes de cambio para facilitar el acceso de la afición a contenido relacionado al futbol femenino; por ejemplo, 67 por ciento de los mexicanos considera que YouTube es el lugar ideal para popularizar la diversidad dentro del deporte de acuerdo con el estudio antes mencionado.
Al recordar la primera justa mundialista femenina, llevada a cabo en China hace más de 30 años –en 1991– nos hace darnos cuenta que el crecimiento ha sido exponencial, visibilizando el talento y la alegría que le da el futbol femenil a las canchas; aunque falta mucho por hacer, no cabe duda que tiene un futuro prometedor y brillante, con millones de personas expectantes, patrocinios y pasión. Esto es tan solo el inicio.