“Cash is king”, reza el dicho y en México, desafortunadamente, más fuerte que en otras latitudes. En nuestro país el efectivo sigue siendo la forma más utilizada para realizar pagos. Más del 80% de nuestra población realiza sus compras por esa vía y tan sólo el 10% de los adultos efectuó pagos de bienes y servicios con cuenta bancaria.
La pandemia nos ha obligado a usar más las nuevas tecnologías de la información. Existe una oportunidad para impulsar los conceptos de inclusión financiera y acelerar el crecimiento de las denominadas Fintech o financieras tecnológicas. El Banco Mundial ha advertido que la inclusión financiera es clave para reducir la pobreza e impulsar la prosperidad de un país. Tener acceso a una cuenta es el primer paso hacia una incorporación financiera más amplia, ya que permite a las personas ahorrar dinero, enviar y recibir pagos.
En México el gobierno ha decidido darle un fuerte impulso al Banco del Bienestar, con el cual se pretende acercar los beneficios de la banca a todos los rincones del país. Una acción correcta y alentadora, pero cuya estrategia requiere un plan que impulse el uso de monederos electrónicos, fomentando los proyectos Fintech y la banca digital.
Existen inversiones de impacto que han sido verdaderos casos de éxito, con las que, en contextos rurales, se han acercado los beneficios de la banca digital a la población, proporcionando un medio de pagos móvil y seguro. Hacer esto tendría un costo económico menor, comparado con lo que pretende el Banco del Bienestar. Casos famosos son el de Alipay en China; M-Pesa, en Kenia; CoDi, en México y One97, en India.
El país necesita crear soluciones modernas y eficientes para la población. Una alternativa para reducir el uso de efectivo está en las aplicaciones móviles y los teléfonos inteligentes. Según el INEGI el 71% de la población cuenta con un dispositivo móvil inteligente, pero aún son muy pocas las personas que lo utilizan para realizar transacciones. En los hogares más desfavorecidos, aquellos que se ubican en las comunidades alejadas y marginadas, las compras en línea fueron realizadas sólo por el 4%. Además, las Afores y los fondos de inversión deben participar más activamente en el mundo de las Fintech colocando recursos en el desarrollo de este tipo de startups. Es ver el horizonte con ganas de construir algo nuevo, como lo hace cualquier emprendedor, es soñar.
El México de este siglo quiere más historias cuyo actor principal sean las inversiones de impacto. La banca digital y las Fintech tienen una gran oportunidad para desarrollar soluciones que ayuden a construir una mayor inclusión financiera. Somos un país líder en el sector Fintech en América Latina, pero debemos aumentar el número de usuarios de este tipo de tecnologías. Hay todo para lograrlo ¡hagámoslo realidad!
* Miembro del @caeitam