Al gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, y al alcalde Jorge Zermeño, los resultados de la pandemia del CoVid-19, deben preocuparlos. Los 4 mil 288 casos registrados (mil 67 en Torreón) hasta las 12 horas en su reporte de ayer viernes, incluidas 245 muertes, no son poca cosa sino un descalabro. Las cifras no mienten y desnudan que la estrategia de sanidad implementada por su gobierno no es la indicada.
Diversas personas, académicas entre otras, argumentan que no reaccionaron a tiempo, que ambas administraciones han sido poco hábiles para enfrentar al flagelo que azota a la humanidad. No es criticar negativamente el asunto, pues el CoVid-19 ha causado mayores estragos en otros lugares del mundo y de México. Nosotros estamos en Coahuila y es lo que nos vulnera e interesa.
Comentarios acerca de lo abandonado en que se encontraban (todavía) instalaciones del sector salud, la añeja falta de medicamentos y raquítico equipamiento, más la ausencia de un diálogo cercano y directo entre los dos y con directivos y personal de salud, acusan la indecisión de no haber decretado, a tiempo y en forma, medidas y acciones que inhibieran la movilidad social. Los estragos brincan.
Algunos médicos especialistas sostienen que no se trataba de estar “jalonéndose el micrófono” con el gobierno federal, como tampoco repartir discursos estériles. Desde un inicio de la pandemia, cuyo primer caso en México fue en Torreón, tuvo que vislumbrarse y aplicarse lo que apenas anuncian: una georrefenciación que formara parte de una política sanitaria antes que estrategias fallidas.
Desde luego, la crisis económica, de desempleo, una población obesa, diabética e hipertensa, más la pobreza de muchísima gente son puntos que atenúan la crítica. Pero, el gobernador y el alcalde Jorge Zermeño sabían de la conducta de la gente, del grado de irresponsabilidad y desobediencia civil que debían encarar y no lo hicieron.
Las cifras, irremediablemente, seguirán a la alza. Para la población total en la entidad, los casos de CoVid-19 son muy altos. ¿El manejo de la pandemia entonces ha sido más político que sanitario? Deben preocuparse.
