Esta semana, corroboré que hay una repetición interminable de palabras, términos y expresiones que mucho me temo se dirigen a la nada en el vocabulario de quienes comentan alguna nota publicada. Nos invade el agotamiento de ideas. Hay quienes, sin saberlo, se obsesionan y pierden en lo banal pensando que sus críticas, hacia donde apunten, les permite ganar algo en la pantalla pública. Insultos, provocación y agresiones en la mayoría de sus publicaciones (por llamarlas así) explican perfectamente los hoyancos, parches y maquillaje sobre la realidad que vivimos.
Entre gente aficionada a agredir y anular –incluida la intelectualidad lagunera orgánica e inorgánica—, la crítica se cae solita. AMLO, tragalonches, lopitos, derechairos, prianistas, morenacos, fifís, chatspm, lambiscones, peñistas, calderonistas, feli-pillo, foxistas, salinistas, 4T, PRI, PAN PRD, MC, PES, PVEM, CoVid, coronavirus, pndejo, chairos, kks, ratas, corrupción, impunidad, mafiosos, huleros, prófugos, wey, pandemia, chingada, mierda, contingencia, chingado, escoria, celular, cubreboca, gel, antibacterial, viejas, supermercados, ¡muéranse! ¡malnacidos! ¡escorias! ¡simios! chambear, distanciamiento social, tianguis, reuniones, quintas, peregrinaciones, familia, cotorreo, conciencia, gente, pandemia, ¿hasta cuándo? sobrevivir, policía, robo, periférico, accidente, Riquelme, Aispuro, Zermeño, cultura, clases, virtual, línea, masivos, Coahuila, Durango, Lozoya, Laguna, Peña Nieto, López Gatell…
Seudónimos como Celticolake, caztillo, centenario, henry97, delallave, goloso37, brsa310, martin, DODGER66, elgatocongolfas, solda2, lakika123mom, FRANK123, ESCARABAJO, Adolfo, beaner, laulauro810, chuky2010, son, precio, luisar, sagitario44, unomasqueopina, titiguado, Derechero, así como los nombres de quienes sí firman sus artículos, en su afán golpeador invariablemente poco consiguen. La crisis, pues, está grave. Ese lenguaje pretendidamente redentor, sea de un lado o de otro en la eterna discusión y diatriba, no compensa ni abona nada, ahí se queda. La pandemia del lenguaje violento nos sacude, y como en la del CoVid-19, hay quienes ni se inmutan.
