Política

El grito, los gritos

  • Columna de Juan Noé Fernández Andrade
  • El grito, los gritos
  • Juan Noé Fernández Andrade

Como cada año, ya entrada la noche de mañana domingo 15 de septiembre, en México, y en aquellos lugares del extranjero en donde vivan connacionales, cumpliremos con la tradición del llamado “Grito de Independencia”.

El tema viene a propósito de lo que hoy ocurre en nuestro país, y que no es poco considerando la etapa que cruzamos en asuntos de gobierno y de carácter político.

Este 2024 se cumplen 2014 años de aquella gesta heroica iniciada por el cura Hidalgo en el poblado de Dolores, estado de Guanajuato. Miguel Hidalgo y Costilla, uno de los personajes más conocidos de nuestra historia por haber decidido, en múltiples condiciones de desventaja, asumir una acción que le dio origen y rumbo a la lucha independentista ante la corona española y que fructificó al despertar el sentimiento más indispensable entre la gente: el amor a la Patria.

El llamado a la insurrección, a sublevarse ante la injusticia, abusos, atropellos, explotación y barbarie de los conquistadores españoles, tuvo eco y el pueblo, con la guía de un puñado de seguidores del cura Hidalgo y convencido de lo inhumano de su vida, durante once largos años enfrentó con enorme valentía a opresores y traidores. 

El 21 de agosto de 1821, en Córdoba, Veracruz, se oficializó un primer documento en que se reconocía nuestra autonomía.

Todo este tránsito, sin embargo, no ha sido ni es ni será una obra ya culminada. 

Los trescientos años del dominio español (de 1521 a 1821), es probable que no logremos sacudírnoslos, no es fácil. Nos ha costo mucho. 

En aquella lucha desigual, hubo muerte, hubo luto, hubo dolor, llanto, cárcel, víctimas directas e inocentes. 

Toda guerra hace que emerja lo peor y también lo mejor de la condición humano. 

La Independencia de México tuvo su lado oscuro, trágico, aún duele. 

Pero también dio origen a un orgullo, a un sentimiento, a un nacionalismo que se ha sobrepuesto, incluso ahora mismo, a apátridas.

Los poco más de 200 años de independencia, hoy, a dos semanas de que inicie un nuevo gobierno federal, y ante la desesperación, frustración y hasta odio entre amplios sectores de la población porque las cosas continúen o no en un derrotero de transformación, nos pone en una encrucijada. 

Sí, habemos personas de pensamiento liberal y conservador, de profesión religiosa o no, de simpatía o inclinación ideológica hacia un lado o hacia otro, las hay de centro, por supuesto. 

El punto es que en este presente, confrontado, polarizado desde arriba y desde abajo, y atizado por medios de comunicación, periodistas e intelectuales, como también por líderes privados y gremiales, poco éticos y distantes de ser responsables con la historia, no alcanzamos a ponernos de acuerdo en el México que es de y para todos.

El grito se ha convertido en gritos, en histeria, en vociferar, en diatribas, en puyazos, en provocaciones, en burlas, en escarnio, por un lado. 

Y en gritos de júbilo y fiesta para los y las que creen que el país va en el sendero correcto.

El encontronazo sigue siendo entre los que sí y los que no. Entre unos y otros. 

Una lucha verbal y en redes, de poder a poder. De voces poderosas y voces multiplicadas en un orfeón que por ahora se escucha más y más fuerte.

“¡Viva México, cabrones!”, dicen que dijo Pancho Villa antes de morir. 

Y yo agregaría “La Patria es de quien la trabaja”, sin emular a Zapata.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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