En esta, mi última entrega antes del Día de los Muertos y la elección presidencial de los Estados Unidos, les voy a contar una verdadera historia de terror: Donald Trump tiene un camino claro a la reelección. Hay dos maneras de revisitar lo sorpresiva que fue la elección de Trump a la presidencia en 2016: los modelos estadísticos estaban mal y han sido corregidos o la gente actúa impredeciblemente.
Los estadísticos aseguran que el error de 2016 se debió a un cambio de comportamiento derivado de la tecnología, menos personas y de segmentos más concentrados contestan las encuestas telefónicas que venían siendo el principal recurso de los encuestadores, más personas están en línea ¿la realidad, entonces? Muchas personas no fueron a votar en 2016 porque veían asegurado el resultado o porque Clinton no les convencía.
¿La realidad, ahora? Aunque las encuestas proyectan una victoria demócrata contundente, 2020 es un año totalmente impredecible y Biden fue escogido candidato por ser el menos controversial, pero no emociona al electorado.
Donald Trump es un verdadero asno, un imbécil que no entiende ninguna de las complejidades ni técnicas, ni humanas del siglo XXI, pero también posee un instinto audaz y una perspicacia psicológica maquiavélica que, en conjunto con la manipulación informática de distintos grupos de interés, arman una campaña implacable.
El camino a la victoria para el candidato conservador no está en convencer a más electores, la fuerza laboral sin educación superior va a votar por él, los hombres blancos van a votar por él, las personas religiosas de todas las razas van a votar por él. Su meta es que no voten los que no votaron hace cuatro años y con la ayuda de la pandemia, tiene una buena posibilidad.
El 3 de noviembre habrá muchas menos casetas electorales abiertas que en elecciones pasadas, particularmente en lugares densamente poblados y desde hace meses se advierte de colas de horas y horas para poder votar en las ciudades, donde radica el voto demócrata. Entre el miedo al contagio y la factibilidad de hacer colas de múltiples horas, muchos votos se quedarán en casa.
Afortunadamente, en Estados Unidos es fácil y confiable votar por correo desde la época de la Guerra Civil. Desafortunadamente, sabiendo que millones de votantes, principalmente demócratas, pretenden votar por correo este año, Trump y el Partido Republicano han hecho una fuerte campaña cuestionando la validez del voto por correo, acomodándose para invalidar el resultado de la elección si depende de los votos que llegan por correo.
Así que cuando veo las encuestas dándole un triunfo cómodo a Joe Biden, me pregunto si yo mismo haría una cola de pie durante 7, 12 o 14 horas; si estaría dispuesto a manifestarme en persona para exigir que un voto que ejecuté por correo sea contado.
Esta contienda electoral será decidida por la participación política de los que normalmente no se involucran y Trump se ha asegurado que les cueste trabajo ejercer su voto.