Se siente como que la corrida de crecimiento económico actual nunca fuera a terminar. Después de todo, los mercados bursátiles llevan más de una década al alza.
La generación Z no conoce una crisis y los millenials después de haber egresado a un mercado laboral sin empleo, hemos aprendido a flotar por la corriente del crecimiento económico indiscriminatorio donde siempre hay oportunidades.
Por supuesto, la desigualdad es peor que nunca y la lucha entre clases socioeconómicas está en ebullición, pero macroeconómica y globalmente, nunca ha habido una década de crecimiento económico tan estable y continuo.
Tanto así que parecería nunca terminar. Después de todo, las mecánicas que están generando el crecimiento tienen el ímpetu, la oportunidad y la estabilidad para seguir adelante.
Los avances tecnológicos que han generado tanta riqueza continúan sin señales de pararse. Hay campos como la inteligencia artificial, la genética, la robótica, las energías renovables y el transporte con gran promesa y el escenario político, mientras que no deja de tener alguna fricción, parece estar en sintonía en regulación y gobernación con el crecimiento capital.
¿Es posible que el crecimiento económico tenga una duración infinita? Sobre-simplificando la respuesta, no.
Aunque de alguna manera los actores del poder lograrán evadir todos los icebergs que suelen causar las crisis hacen a los mercados retroceder, el mundo tiene recursos limitados y eventualmente el tamaño máximo de la economía está constituido por cuantas personas pueden habitar el planeta. No se preocupen, la próxima recesión profunda está mucho más próxima que eso.
A inicios de la semana la segunda inmobiliaria más grande de China, Evergrande, un conglomerado que, administra fondos financieros, fabrica autos, comida y bebidas y hasta tiene un equipo de futbol, causó una sacudida a los mercados financieros a nivel mundial al levantar dudas sobre su capacidad de pagar bonos que vencen el día de hoy, jueves.
El alza económica actual ha sido producto del rápido desarrollo tecnológico y la disponibilidad de capital barato generada por los gobiernos alrededor del mundo, principalmente Estados Unidos, China y la Unión Europea, que han usado su credibilidad para abaratar el costo del dinero de la industria privada y así gozar los frutos de su rentabilidad.
El pánico con Evergrande fue causado porque China finalmente puso un límite a cuánto se puede endeudar el conglomerado, causándolo a vender activos a un descuento, creando un efecto en cadena que alarma a sus acreedores.
Evergrande, como cualquier otro conglomerado de esa naturaleza, no tiene los activos suficientes para cubrir todas sus deudas y si la secuencia de pagos la hace vender activos, peor aún descontados por la urgencia, los bancos, gobiernos e individuos que le han prestado tendrán pérdidas.
Evergrande debe $300 mil millones de dólares y perdió el 86 por ciento de su valor en la bolsa con esta noticia. El efecto en cadena probablemente no desatará una recesión mundial, pero es un ejemplo de cómo puede terminar este periodo de crecimiento económico tan prolongado.
Es imposible predecir cuándo cambiará la marea, pero es incuestionable su naturaleza.