Para documentar el mal humor del que se hablaba hace unos meses, en estas semanas se han dado algunos elementos más que podrían justificar objetivamente el mal ánimo que priva en el país. A las tropelías de la CNTE, se suma el enojo de los empresarios y su amenaza de no pagar impuestos hasta que se aplique la ley y ellos puedan trabajar. El secretario Chong contestó muy enojado diciendo que los empresarios nunca habían manifestado esa molestia. Poco le faltó para decir que ellos de qué protestaban. Y es que al parecer en este país el monopolio de la protesta es de la CNTE, que a cambio de estrangular al país recibe dinero y amnistía legal.
¿Y qué negocian las autoridades con los maestros llamados disidentes? Pues negocian la ley, pero de eso no se nos informa. Se entera uno con cuentagotas que liberan algunos de los docentes que estaban en la cárcel por delinquir; que les van a pagar los sueldos a los maestros que no fueron a trabajar y que se negaron a ser evaluados; que se les repondrán chequeras con cuentas congeladas. Muy posiblemente no nos enteremos nunca de lo negociado por el gobierno. Este es un gobierno que todo lo trata de arreglar con dinero. La coordinadora ya le tomó la medida y sabe que lo puede exprimir más y que nunca habrá dinero que alcance. El gobierno ya no quiere más problemas y pretende solucionar las cosas comprando líderes y tratando de ganar tiempo. Pero esto ya no les funciona, todo se le juntó. El desorden se ha presentado ya como situación política imperante y el choque entre partidos es cuestión de tiempo.
Si bien es cierto que los empresarios quejosos podrían volver a sus labores pagando sus impuestos, para eso tendrían que retirar a los maestros de la CNTE. Ahora tienen enojados a los dos y furibundos también a quienes no forman parte ni de una ni de otra parte pero padecen la mala entraña de la CNTE, el enojo justificado de los empresarios y la torpeza reiterada de las autoridades.
Por otro lado, gobernadores a un par de meses que termine su mandato hacen explicaciones públicas en lo que consideran que no tienen ninguna falta cuando todos los consideran culpables. Exhiben declaraciones patrimoniales francamente risibles —el caso de Javier Duarte sería de risa si no fuera por la gigantesca dosis de cinismo que la enmarca— y ondean la bandera de su inocencia ante una ciudadanía indignada por su manera de gobernar. Una turba irrumpe en la plaza pública para asesinar ante los ojos de todos a su alcalde. The Guardian acusa nuevas componendas y conflicto de intereses en la Presidencia; Chiapas es una zona de alarma, Oaxaca está sitiada, Guerrero vive en el crimen, Ciudad de México está estrangulada y el chantaje es la herramienta política del momento. Para colmo las Olimpiadas han sido estos días una de las formas del desencanto en que vivimos.
Por si alguien nos pregunta a qué se debe el mal humor.
Twitter: @juanizavala