Tenemos la obligación de aprender de los insultos tácitos pero explícitos que Gago nos ha dejado.
Como todo argentino relamido se ha comportado, pero lo peor es que le hicieron caso y le siguieron su juego.
Mintió, engañó, se burló. México como país futbolero que se jacta de tener mucha mejor infraestructura que Argentina, mejores presupuestos en los equipos y solvencia económica, ha sido burlado por la pose jactanciosa.
Y todo por la reverencia mal habida al extranjerismo.
Ya debe servir de lección seria. Mientras creamos que el extranjero es mejor que lo nuestro y muchas veces sin comprobarlo, no avanzaremos.
Es un grave error seguir contratando entrenadores no mexicanos al creer que son mejores que los nuestros.
Se pueden poner de acuerdo los dueños de equipos de no volver a contratar entrenadores extranjeros hasta que se agoten las posibilidades.
Existe una inmensa lista de Técnicos que nos visitan, están, se quedan un rato, indebidamente les pagan bien pero se consideran indignos de habitar acá. Se burlan de nosotros.
¿Quién y cuándo se podrá poner fin a esto? Gago ya debe ser la última muestra de lo poco que valoran a la institución nacional del futbol porque es una gran industria generosa con los de afuera y poco les exigen.
Existen casos donde los entrenadores extranjeros hacen lo que quieren con los dueños y directivos de equipos mexicanos y luego nos quejamos.
Pero lo peor es que se les vuelve a dar trabajo y hasta con mejores condiciones.
Ya es tiempo de haber aprendido de tantos desaires y deshonestidades que el futbol mexicano ha recibido. No se entiende por qué se les deja hacer y burlarse.
Esperemos que con lo de Gago haya sido la última lección para que no se vuelva a repetir.
