Pareciera hecho a propósito, que no lo es, pero por pretender cumplir bien todos los compromisos programados, nuestro futbol no atiende adecuadamente lo suyo.
Si se sacrifica algo, es lo interno, lo que más debe cuidarse porque las distintas aficiones están mucho más interesadas en los eventos nacionales que en los internacionales.
El caso incómodo, pero comprensible, hoy vuelve a ser haber aplazado otra vez, la Final de nuestra competencia.
Imposible imaginar que un Súper Tazón o un juego de Serie Mundial fuera pospuesto por cubrir otras obligaciones.
Tanto la FIFA como la Liga Mx, pero más nosotros mismos, tienen la estricta obligación de respetarse a sí mismas, y en consecuencia a las aficiones del país.
Resulta que es más importante ver de lejos lo que Chivas anda haciendo, con 5 torneos consecutivos sin calificar, que estar celebrándose ya la Final entre involucrados, América y Monterrey, o los que hubiesen sido.
Esto es una ofensa e insulto a los merecedores, contra una vana atención a quien da lástima por sus acciones, excepto por su nombre.
Algo hay que remediar aunque suene incómodo y parezca imposible de enmendar. Se puede proponer algo: que Monterrey haya ido a Qatar y que el otro finalista fuera a quien eliminó en semifinales, Necaxa en este caso. Luego, se le repone al Monterrey su derecho de ser finalista al siguiente semestre.
Ni modo. Suena anormal pero habría respeto a lo que nosotros mismos creamos.
Nuestra Liga es maravillosa cuando quiere. Con el aplazamiento, pareciera que a nadie perjudica o se causa un daño menor, pero no.
Como consecuencia de ello, este par de finalistas descansarán la próxima jornada uno.
El efecto dominó tiene que aparecer. Aquí cabe el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”.
Se sabe que es algo atípico pero es más importante no tener enemigos adentro de la casa, y que la Liga no ataque a La Liga.
