Parece que todos los equipos se pusieron de acuerdo para regalarnos una muy interesante jornada diez.
Como si ya estuvieran enterados de que la competencia se iba a suspender, se propusieron otorgarnos algo virtuoso, todos, unos para bien, otros para mal, según el caso.
Será recordada esta fecha por todo el contexto que nos embarga.
Sabrosos partidos, con sus aciertos, errores, horrores y “robos” arbitrales, pero todo, a fin de cuentas, encantador para no olvidar. Haciendo a un lado el número de goles, lo excelso fue la presencia de varias cosas nuevas.
Morelia por fin ganó en casa, y eso es novedad. Además, goleó, lo cual puede verse como indicio de posible mejoría a sabiendas que a cualquiera, este paro sin fecha de regreso, afectará.
Los “Gallos” fueron desplumados después de haber sabido ganar tres partidos de visita. Sabroso.
Ciudad Juárez supo poner en jaque a Tigres. Expulsaron a Gignac pero lo perdonaron. A Monterrey lo robaron; por fin había tenido la posibilidad de ganar y le quitaron el botín. Esto no es sabroso, es asombroso, cruel.
Cruz Azul sigue firme en su afán por demostrar que hasta en tiempos difíciles es capaz de todo. Para los cementeros es la enésima ocasión de estar gozando en espera que no venga, como otras veces, la época del sufrimiento.
Atlas ya ganó otra vez; y es la novedad tormentosa. Toluca paga su osadía al haber regresado a sus vitrinas al entrenador encantado. Puebla se otorgó el lujo de vencer a domicilio; es la tercera vez que lo hace. No cualquiera.
Tijuana no se defraudó, esperando que no sea tarde. Pumas se cae a pedazos pequeños; fue líder general y de ahí, cosecha un punto de los anteriores doce.
Santos vive y sobrevive. Haya sido como haya sido, es tercer lugar general, su mejor posición del torneo, con actuaciones no edificantes, beneficiándose de las fallas del rival, haciendo casi lo mínimo como fueron los triunfos en Ciudad Juárez, ante Atlas y ahora Necaxa.
Es una nueva señal.
Pero no es prudente confiar siempre en ello porque las bondades de los imponderables lo han beneficiado.
Su mejor ubicación le llegó con el paro. El futuro de todos es incierto y en apariencia, desolador.
