A Ignacio Ambriz lo conoce todo el país; no necesita presentación.
En su breve tiempo ya con nosotros ha sido como creemos que es:
franco, claro, sincero, optimista, fiel creyente de sus ideas, fervoroso para emprender un nuevo plan que ya le habían ofrecido. ¡Bienvenido!
Hay varios conceptos que ya externó, ideas genéricas aplicables al futbol con cualquier equipo como el de la “posesión de la pelota”. Irónicamente, en el primer gol de Tigres, la pelota la tenía Santos en mayor espacio y tiempo, y sin embargo el que anotó fue la visita.
El optimismo del nuevo entrenador es elocuente; así debe ser. Pero en el fondo sabe que no tiene un plantel apto para repuntar de manera elocuente a los ojos del país.
¿Tenemos la obligación de creer de que algo maravilloso va a suceder sólo por la presencia de Ambriz?
Las ilusiones se abren con su presencia.
Esto se palpa en el ambiente pero los jugadores son los mismos y junto con ellos, lo que cada uno ha podido aportar más las limitaciones ya exhibidas.
Aquí estriba el problema porque no sólo es cuestión de convencer a los dirigidos, sino de que éstos tengan mejores capacidades.
Sabemos con claridad la complejidad de la misión. Para no preocuparnos más de lo que pueda suceder, el presente torneo lo tomaremos como una pretemporada larga y oficial.
Observar y valorar, ayudar a mejorar, producir efectividad, intentar y a medio año volver a empezar.
Bienvenido Ignacio Ambriz.