Los clásicos suelen externar la expresión “Feliz año nuevo” con motivo del inicio del futbol americano profesional, NFL.
Sus motivos tienen porque piensan que este deporte y su respectiva organización es lo mejor del planeta aunque sea difícil la comprensión del juego.
La expresión la podemos cambiar para darle entrada a la final (sí, la final) del beisbol en su versión de la liga mexicana de verano, porque también existe la liga del Pacífico y no debemos confundirnos ni hacernos bolas.
Entonces, bienvenido todo lo nuevo del momento; las tacleadas y las anotaciones al lado de los ponches, hits y carreras.
Se juntaron los eventos para poder exclamar con justicia y orgullo que las caricias del deporte embellecen nuestras vidas y nos siguen alimentando de emociones.
Cada quien tiene derecho a escoger lo que más le agrade; el americano, el beisbol o el futbol. En cada terreno caben muchos para que los regocijos afloren por doquier, sin envidias ni malestares.
Cada quien gozando su evento porque para todos hay.
En casa el entusiasmo por la final beisbolera es grande porque como tal no la habíamos tenido en tiempos modernos.
Bienvenido el Año Nuevo que nos obliga a renovar las ilusiones en la vida porque a la postre, de eso se trata: saber gozar la existencia con lo agradable que tenemos al alcance.
Es útil saber vivir los momentos agradables aunque en el terreno de juego pierda el equipo preferido.
Eso es lo menos importante de lo más importante aunque la molestia exista.
Con reventa encima y sabiendo vivir el presente, se aparece otra vez en la Comarca Lagunera el regocijo propio y casi exclusivo del año nuevo.
Entendiendo el concepto feliz, la oportunidad de disfrutar lo que el deporte nos regala, llega un momento exclusivo, y La Laguna lo tiene a su alcance.