El juego del juego es hacer fiesta con el motivo que sea; no importa si fue viniendo de arriba o de abajo.
La conquista de cualquier postemporada es trascendente porque obliga a la unidad, al consumo divertido e invita a la alegría aunque se pierda.
En esta ocasión son los Algodoneros los que aportan el ambiente festivo porque su hacer ha sido gratificante.
El beisbol como industria tiene un encanto diferente, muy diversificado.
Se gana o se pierde con mucha facilidad, de un día a otro cambia la decoración, por eso es que los descalabros no duelen tanto como en otros deportes.
La Laguna se ha metido en la dicha de la postemporada gracias a la virtud de los jugadores, al tino del cuerpo técnico y a la riqueza intelectual de la dirigencia.
Esto lo debemos considerar como un logro muy importante.
Ha llegado otra vez la dicha de la disputa por el banderín que en otras ocasiones se ha tenido.
El sabor del beisbol es diferente, relajado, con cierto desorden pero atrae por su diversidad. Imposible que el aficionado que asiste al parque de pelota permanezca ajeno al evento.
Cada bateador de cualquier equipo significa un motivo para celebrar algo.
Cada lanzamiento está sujeto al escrutinio de la emoción. He aquí la riqueza de este misterioso juego.
Felicidades a la organización guinda porque vuelve a aportar su contenido para que la sociedad esté dispuesta a la alegría.
La dicha de estar en postemporada nace en el campo pero se complementa con la unión.
Unión Laguna es símbolo de diversión y de éxito.