Cultura

Silao 2 Conservadores 0

¿Cómo repensar el magín histórico de fechas tan memorables como la del 10 de agosto de 1860 y la reciente del 6 de junio en Silao de la Victoria? En ambos casos se cumple con nitidez el asunto del mestizaje somático y cultural del mexicano citado en Espejo de provincia de Antonio Pompa y Pompa donde refiere que “México ha transcurrido bajo el signo del Bajío” ya que “ser hombre del Bajío significa ser mexicano”.

Por supuesto que hablamos de equilibrio de la esencia que equivale a la herencia heterogénea grandiosa y vasta que la hace universal (Aurora Jauregui de Cervantes dixit) todo esto para poder “interpretar el alma de México”. De aquí conviene mantener el espíritu liberal para depurar la historia local.

El hablar de grandeza, no como discurso político para ganar “fácilmente pan, tiempo y nombradía” como profesionales de la historia implica repensar la historiografía ya que los hechos son diferentes a los relatos. Es decir, los sucedidos son más que una colección de antigüedades que merecen darse a conocer. Pero el anecdotario se impone a más no poder para contarnos los modelos tradicionales de la narración histórica sin menoscabo alguno. Allí tenemos por ejemplo el traspaso de Xavier Mina por nuestro terruño natal, pero olvidamos su periplo por Silao y lo llevamos hasta el lugar de ejecución. Fin de la historia.

En Lumbre brava de mi pueblo de Luis I. Rodríguez nos enteramos: “(…) donde ahora se levanta la exquisita residencia de nuestro cordial amigo don Joaquín Ledesma, hizo alto la columna para ponerles grilletes y calcetas de hierro al intrépido luchador, quien al doblarse en el yunque y resistir los golpes del mazo, que cerraban sus anillos, exclamó con espartana serenidad: «Bárbara costumbre española; ninguna nación usa ya este género de prisiones. Más horror me da verlas que cargarlas».

Y humillado en esta forma, el joven navarro fue conducido, arrastrando sus cadenas y entre la befa de la soldadesca ensoberbecida, hasta el atrio de nuestra iglesia principal, en medio de un desfile grotesco y ruin, que presidió el malhadado Orrantia, con la testa sangrante de don Pedro Moreno enarbolada en la punta de su lanza, mientras otros sicarios jaloneaban las reatas, desde sus cabalgaduras, a don Mariano Herrera, poseído de la locura y cuyos gritos incoherentes y sollozos desgarradores apuñaleaban de angustia a los vecinos de nuestro incipiente caserío”.

El vecindario sufrido vio luz nueva, no solo por la hazaña independentista sino también por la Batalla de Silao el 10 de agosto de 1860 cuando el general Jesús González Ortega venció a Miguel Miramón y sus huestes conservadoras. Así se ganaba (pronto) la Guerra de Tres Años. La reciente batalla la ganó el pueblo de Silao en la elección pasada con Carlos García Villaseñor: Silao 2 Conservadores 0. 


Juan Carlos Porras *

* Poeta leonés. Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN)

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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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