Cultura

Rumbo al 444 Aniversario de la fundación de la Villa de León

Existen preguntas recurrentes que hacen los habitantes de la ciudad: ¿por qué se fundó en este llano grande una villa? ¿Qué vieron los españoles que les cautivó? Seguro que los primeros exploradores al incursionar identificaron —para sus propósitos y por estrategia— un valle hermoso que luego llamaron “de Nuestra Señora” y decidieron quedarse en esta perenne estancia llamada también Huastatillos.

Entonces los pobladores —españoles, indios tlaxcaltecas y negros de Angola— escucharon la lectura en voz alta del mandamiento del Virrey Enríquez de Almanza por parte de un pregonero: “Por disposición del cuarto Virrey de la Nueva España, don Martín Enríquez de Almanza, de la Casa de los Marqueses de Alcañices —en León de España—, dada el 12 de diciembre de 1575, había de fundarse en estos contornos una ciudad o villa —según fuese el número de sus primeros vecinos y moradores— que pudiera servir de fortín para la guerra chichimeca y para proteger el paso de las conductas por el camino entre los minerales de Zacatecas y Guanajuato”.

Al establecerse con todos sus enseres, los colonos depositaron su cultura: costumbres, tradiciones, símbolos, imágenes, arquitectura, añoranzas, enfermedades, gastronomía, en fin... pero también el idioma y con este la palabra escrita.

No es que nuestros antepasados prehispánicos —como los zacatecos, los guachichiles, los guamares y los pames—no tuvieran una forma lingüística y de símbolos para comunicarse. Pero al ser habitantes con un itinerario variable, la región no estaba del todo poblada, y en esa “diáspora”, como “eran tribus nómadas, belicosas y crueles”, su conocimiento nos llegó tardíamente.

Aunque según el Programa de verificación de sitios arqueológicos en el municipio de León, Gto. (UIA, 1992) existen más de treinta sitios identificados, en la periferia de la ciudad, los cuales ofrecen “información que nos permite conocer los aspectos del desarrollo social-histórico-regional, en donde el manejo de información arqueológica es de vital importancia.”

Los vestigios han sido saqueados indiscriminadamente. El hábitat se ha perdido y al parecer nos queda sólo contemplar —en los libros— lo que los investigadores nos dan a conocer para apaciguar nuestra curiosidad. Para entender este sabor definido de la vida pensemos “que el verdadero poder de un idioma (como también su verdadera universalidad) se halla en su literatura, en aquello que un idioma produce a partir de sus más íntimas ambigüedades e intuiciones.” De allí que los ripios y los francos sean nulos y con el paso del tiempo se constituirá un idioma propio (local) con diversidad fortuita. La importancia del idioma español, en estas tierras, estriba en cómo los múltiples aprendices de la lengua, sobre todo los indios auxiliares del ejército español y más tarde los pilhuanes o catecúmenos jóvenes, que doctrinasen a los indios, son quizá la primera avanzada que siente (el nuevo idioma) y pronto sabrán interpretar en los libros.

* Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).

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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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