Antes México fue el primer país en América en firmar un acuerdo comercial de amplio alcance con la Unión Europea, mismo que entró en vigor a partir del 1 de julio de 2000 y que a punto de cumplir su mayoría de edad, ambas partes decidieron modernizarlo para ponerlo acorde a las demandas de los tiempos actuales. Como sabemos, este acuerdo comercial forma parte del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, también conocido como Acuerdo Global.
Según datos de la Secretaría de Economía, desde la entrada en vigor de este tratado, el comercio total se multiplicó cuatro veces alcanzando los 74 mil millones de dólares en 2017 y, casi un tercio de la inversión extranjera que recibe México, proviene de los países miembros de ese bloque, convirtiéndose así en nuestro tercer socio comercial y segundo inversionista.
Con esta negociación concluida el pasado 21 de abril, se pretende lograr un tratado más fuerte, más amplio y más moderno, ya que se abren oportunidades para diversos sectores, en especial para el ramo de la agroindustria, donde el plátano, la miel de abeja, jugo de naranja, carne de cerdo y res, así como el jarabe de agave entre otros, se convierten en los principales ganadores.
Por el lado del sector Servicios, se incluyen disciplinas como el comercio digital y las telecomunicaciones y se protegen denominaciones de origen como el mango Ataulfo, Café de Veracruz, vainilla de Papantla y en el ramo artesanal las denominaciones de Talavera y Olinalá.
Lo que sigue en el proceso es la aprobación por parte de los Parlamentos de cada país europeo al igual que por el Senado Mexicano.
Este acuerdo se suma a la reciente conclusión del renovado TPP sin Estados Unidos y a la modernización del TLCAN que se encuentra en proceso. Con ello México da un paso firme hacia la continuidad de su política de apertura económica a la espera de que el sector empresarial sepa aprovechar estas ventajas.