Pedro González López es un joven futbolista que, en los últimos meses, ha sido pieza clave de su selección nacional, se volvió indiscutible en la lista para el Mundial de Qatar y la figura de un club sometido a una enorme presión. Con apenas 19 años, Pedri parece mirar el futbol desde una perspectiva inusual: como un juego de niños.
Seleccionado por Luis Enrique con España y dirigido por Xavi en el Barça, se encuentra en el punto justo de lanzamiento de una brillante carrera. Una cosa es lo que Pedri sabe del juego y otra lo que puede aprender.
En ese aspecto, el del aprendizaje, hay un mundo de posibilidades para un juvenil al que se le están terminando de estirar los huesos y ensanchar los músculos. Ponerlo a jugar lo más que se pueda es lo único que necesita. Y eso es lo que han hecho con él dos entrenadores capacitados en la formación y el fogueo de juveniles: dejarlo jugar.
Al terminar la ruda eliminatoria que clasificó al Barça para los cuartos de final de la Europa League en Estambul, Pedri, autor de un golazo, declaró: “Las cosas me salen solas en el campo, tengo la suerte de que me salgan así, sin pensarlo…”. Estas palabras definen con exactitud esa etapa del desarrollo en donde la confianza, la seguridad y el descaro son parte del proceso de maduración de un deportista.
Ni la selección española, ni el Barça, permitirán que el enorme peso de sus equipos y sus compromisos caigan sobre un muchacho al que le está saliendo la barba. Sin embargo, ambos cuadros han aprovechado su humildad espiritual, su claridad mental y su tranquilidad emocional, para contagiar al resto de jugadores que conviven con su naturalidad.
Pedri nos demuestra que el futbol, a su corta edad, puede ser muy grande. Es muy difícil que equipos como éstos, en medio de tanta tensión competitiva, dediquen tiempo y cedan espacio para que un chico siga recordándonos que el futbol, es un juego.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo