Favorito en todos los torneos donde participa, el Liverpool de Klopp terminará las competencias inglesa y europea, con 63 encuentros, convirtiéndose en uno de los equipos de futbol con más partidos jugados una misma temporada de los últimos años: 38 de Premier League, 13 de Champions League, 6 de Carabao-EFL Cup y 6 de Emirates-FA Cup.
Superar la barrera de los 60 con este nivel de juego, solo está al alcance de clubes hechos de acero y recubiertos de oro. Sin embargo, una campaña tan larga, valiosa y desgastante, no puede ser analizada por factores tan simples como la resistencia y el dinero.
Detrás de un equipo con semejantes números en los que destacan 142 goles, incluidos los dos marcados ayer en su triunfo frente al Aston Villa, existe una inteligencia y planeación deportiva que muy pocas organizaciones son capaces de desarrollar.
Cuando se habla de excelencia en el deporte, hay que remitirse a casos como el de Liverpool por razones técnicas como la administración de recursos, la prevención y recuperación de lesiones, la alimentación y el descanso, las cargas físicas, la dosificación e intensidad de los entrenamientos, la programación de los viajes y concentraciones, la gestión emocional, la asistencia mental, el respeto a los códigos internos, el control disciplinario y la aplicación del sentido común al interior de un grupo integrado por jugadores exitosos, jóvenes, famosos y millonarios.
Después viene la pasión, la poesía, la liturgia, la tribuna en oración, la magia de Anfield, el rojo intenso y el canto profundo del “You´ll never walk alone”.
Cuando un equipo solo tiene dinero es rico, cuando solo tiene influencia es poderoso, cuando tiene ciencia es conocedor, cuando tiene experiencia es sabio, cuando tiene cultura es histórico, cuando tiene memoria es respetuoso, cuando tiene disciplina es constante, pero cuando tiene todo esto y lo anterior, es el Liverpool.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo