Once pasos por delante de su meta, el guardameta, hombre decisivo en el triunfo del Villarreal, representó sin saberlo a una clase de equipos y jugadores a quienes la soberbia Superliga intentó condenar. Gerónimo Rulli fue el último cobrador de los once futbolistas que marcaron para su equipo en la serie de penaltis frente al poderoso Manchester United, y segundos después, regresó a su meta para detener el disparo final.
El dramático desenlace de la Europa League se convirtió en un auténtico manifiesto del futbol sencillo que los grandes clubes pretendían menospreciar. Al finalizar el partido, la declaración de Rulli ofreció otra buena lección a quienes creen saberlo todo sobre este juego, confesándonos, que el penal de la victoria que le correspondió tirar por urgencia y necesidad, fue el primero en toda su carrera.
El triunfo del Villarreal en la Europa League, por inconcebible, es una clase de integridad
El United, con toda su fortuna y majestuosidad, quedó eliminado de una forma tan futbolera, inesperada y auténtica, que apenas podía recordar que semanas atrás había sido parte de una pena máxima contra la humildad. El Villarreal, que no es un equipo modesto, pero sí pequeño, fue la voz de muchas organizaciones que luchan por competir en un mercado cada vez más complicado.
Con frecuencia olvidamos que por debajo de todas esas capas comerciales que lo envuelven como un enorme producto, el futbol sigue siendo un deporte, y el deporte está hecho de valores que no se pueden comprar. El triunfo del Villarreal, por inconcebible, es una clase de integridad.
Cada vez es más difícil encontrar historias como estas dentro de un espectáculo que ha sido atenazado por la rentabilidad que exige su incomparable éxito y popularidad. Pero curiosamente, son esas historias sencillas que rescatan la parte más humana del futbol, las que mejor lo venden.
A veces, el juego encuentra su grandeza en la hazaña de un equipo humilde, antes que en la obligación de un equipo gigantesco.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo