El tigre
El triunfo de los Tigres de la UANL sobre Palmeiras, pero sobre todo, su forma de competir, exige la participación mexicana en Copa Libertadores. No importa cuándo lo leas: el título de Campeón de América siempre formará parte de la aristocracia del futbol; en este momento, debería ser Tigres y no Palmeiras, quien obtenga esa denominación. La Final del Mundial de Clubes sentará un precedente sobre la estorbosa división geográfica que el futbol dio a nuestro continente. Bayern Múnich enfrentará al equipo más poderoso de Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, que venció al campeón de Sudamérica en un laberinto. Tigres y un puñado de equipos mexicanos tienen la capacidad, el talento y el dinero, para dominar el continente de norte a sur. Ya es hora.
El pasajero
Ninguna época en la historia del futbol fue tan esperada y duró tan poco como la del Liverpool de Klopp. En apenas un par de años este equipo encandiló al mundo, ganó la Premier, y dominó Europa con una forma de jugar que hizo pensar en un nuevo futuro para el juego. Protagonista de un cuento de hadas, tenía todo el tiempo por delante, pero al llegar a la cima, descendió. Ayer tocó fondo, cuando en el momento más dramático de esta fugaz etapa, fue goleado por el City (1-4) en Anfield Road. La historia en el futbol, reconoce dos clases de equipos: aquellos que le hacen compañía a lo largo de los años, y aquellos como el Ajax de Rinus Michels, el Milán de Sacchi o el Barça de Cruyff y Guardiola, que son capaces de cambiarla. El Liverpool de Klopp eligió ser un histórico pasajero, nada más.
El mensajero
Como todos los años, el Super Bowl entró en la casa formando parte de nuestras vidas. Ha sido un gran huésped, un invitado divertido y un buen amigo. Este año parecía distinto y aunque el espectáculo fue el de siempre, de alguna manera nos dimos cuenta que el mundo del deporte quizá no vuelva a ser el mismo. Sin proponérselo, el Super Bowl LV fue el primero del resto de nuestros días. Con su constancia, disciplina y competitividad, ha sido fundamental para demostrar que las cosas pueden mejorar. Cincuenta y cinco años después, el Super Bowl sigue siendo el mensajero, todo lo demás, depende de lo que Tom Brady tenga que decir.