Benzema terminará su carrera como el segundo mejor anotador de todos los tiempos en el Real Madrid, un equipo con 120 años de futbol.
Para entender su hazaña, no hace falta contar los números, sino escribir algunos nombres: Di Stéfano, Puskas, Santillana, Hugo Sánchez, Raúl, Ronaldo y Cristiano Ronaldo. Este grupo de atacantes explica de una manera muy particular la palabra gol. Parece, en este caso, tratarse de un bien hereditario que ha ido pasando de bota en bota, generación tras generación, sin importar su procedencia. Argentino, húngaro, españoles, mexicano, brasileño y portugués, dieron al gol un mismo apellido convirtiéndolo en un patrimonio familiar: de izquierda, de derecha, de rabona, de chilena, de cabeza, de tiro libre o de tacón, el gol era del Real Madrid.
Hecha en casa, la jugada más determinante del juego consiguió formar una de las dinastías de goleadores más poderosas que se conozcan. Benzema, el último eslabón, no parecía destinado a ser parte de ella. Sin darnos cuenta, fue metiéndose en la historia de puntillas, hasta abrir la puerta a balonazos. Sus cifras son escandalosas: estamos frente a uno de los anotadores de mayor prestigio en las últimas décadas. Esto, en tiempos de Cristiano y Messi tiene un mérito mayúsculo. Aunque suene raro, su nombre tiene eco entre los grandes; ¿quién lo iba a decir? Elegir al goleador para un equipo de futbol siempre ha sido una de las decisiones más complicadas para cualquier organización. Encontrar el gol, pero, sobre todo, tenerlo y heredarlo, es como hallar uno de los tesoros más valiosos que puede tener un club.
El Real Madrid ha sido un especialista en la detección y selección de esta clase de jugadores que, con el tiempo, son una alianza con el pasado y un eje del futuro. Karim Benzema merece todos los reconocimientos que habían permanecido ocultos al mencionar su nombre al lado de goleadores monstruosos.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo