Librito
La Federación Española tomó una decisión que la mexicana debe tener en cuenta: tras el fracaso de su selección y su seleccionador en Qatar, eligieron cambiar de entrenador, pero no de estilo. Los españoles consideran que su sello en el juego es innegociable y colocan en el puesto a un conservador de su estilo: Luis De La Fuente, entrenador de selecciones menores, tiene el librito de estilo en sus manos. Cuando una selección busca entrenador, antes debe preguntarse si ya encontró un estilo.
Mundialito
Sin alcanzar los objetivos comerciales, económicos y emocionales de una Copa del Mundo, la Copa América es una extraordinaria alternativa: puede comprarse, venderse y vivirse como un Mundial chiquito. El mercado, los medios y la afición mexicana, uno de los clientes más rentables en el negocio de las selecciones, debe esperar cuatro años para ver a su equipo en competencia. Olvidémonos de las eliminatorias, el incremento de clasificados las volverá intrascendentes; ni hablar de la Copa Oro, insignificante. Luchar por jugar la Copa América, es lo único que puede darle emoción, rentabilidad y competencia, a nuestro tormentoso camino entre mundiales.
Papelitos
La llamábamos Holanda, no había etiquetas, ni etiquetadores; y en la cancha era “Naranja Mecánica”: su verdadero nombre. Aquellos holandeses inventaron otro futbol, consiguiendo que ese nombre y ese color, el de La Naranja Mecánica, continúe vigente, incluso más allá que el de Holanda, al que ahora estamos obligados a llamar con respeto: Países Bajos. Pero en la memoria de aquella generación de niños del 78, que vimos volar miles de papelitos por los aires del Monumental mientras salían al campo los de naranja y los de celeste y blanco durante la Final de nuestro primer Mundial, seguirá jugando Holanda con sus holandeses Vs. Argentina y sus argentinos: una combinación de juego y colores que nunca falla.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo