Capitán
Existe una especie de jugadores que mejoran con el tiempo, mientras más grandes, más sabios. Podemos reconocerlos cuando los vemos entrenar con el hambre de un juvenil, correr con la pasión de un hincha, trabajar con la vocación de un maestro y dar clases con la educación de un caballero. Este tipo de futbolistas nos enseñan a mirar el juego de otra manera: viendo jugar a Luis Montes, se aprende de la vida. Ayer en Ciudad Universitaria, volvió a demostrar que juega como vive: compite con honestidad, se expresa con sinceridad, se entrega con generosidad y defiende la verdad. Chapito, un futbolista con los pies bien pegados a la tierra, es el punto más cercano entre la pelota y la sociedad; a esto en el futbol se le llama identidad, y se le dice: capitán.
Ciudadanos
Cuando un evento consigue cambiar la rutina de una persona, se vuelve tradición; cuando es parte de su vida, se vuelve familia; y cuando muchas personas conviven a su alrededor, se vuelve cultura. Millones de mexicanos sentimos una gran admiración por lo que la NFL produce, pero lo que en realidad tenemos, es una extraordinaria afición por lo que futbol americano representa: un emocionante deporte. Una Liga capaz de convertir a los televidentes en consumidores, a los consumidores en aficionados y a sus hijos en herederos, encuentra el ciclo de vida perfecto: ahora sus aficionados nacen. Con cada Super Bowl, la NFL gana nuevos ciudadanos.
Añejamiento
París, que al iniciar la campaña creía tener un equipo de época, se fue topando con la realidad: lo primero que exige la historia, son años. El mercado del futbol ofrece velocidad, fuerza, altura, goles y hasta madurez, pero lo único que no se puede comprar, es el tiempo. Mañana, cuando vuelva la Champions, el futbol hará la prueba del añejo a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos: Messi, a falta de juventud, le sobran razones para encarar esa etapa de las grandes carreras donde las ideas deben ser más rápidas, las decisiones más firmes y las palabras más sabias que las piernas. La eliminatoria entre el Real Madrid y PSG, dos partidos de tronío, es el escenario ideal para descubrir hasta dónde alcanza la nueva versión del viejo Messi.
José Ramón Fernández Gutiérrez De Quevedo