Mayúsculas contra minúsculas. En un partido sin trascendencia se lesiona de gravedad un jugador trascendental: Gavi, una estrella joven del futbol europeo, se perderá el campeonato de Liga, la Champions League y la Eurocopa de Naciones en Alemania; con suerte, con rehabilitación y con ayuda de los médicos, no se perderá también una carrera prometedora. Ahora aquel España vs Georgia sin importancia, se vuelve uno de los más importantes de su vida. FIFA, UEFA, RFEF y en general todos los organismos que se escriben con mayúsculas, deben poner más atención en esas cosas que les parecen minúsculas como un ligamento, un menisco, un tobillo, una rodilla o el corazón de un futbolista.
Valhalla. Los noruegos tienen al goleador más temible, determinante y demoledor de la próxima década, pero también tienen porteros lentos, defensores débiles y mediocampistas frágiles; en conclusión: la selección nacional de Noruega tiene su futuro amarrado de un árbol. Haaland, que nació en la ciudad de Leeds, Inglaterra, tuvo dos opciones: jugar todos los Mundiales y Eurocopas de su vida como un inglés, o morir en el intento de jugar alguno, pero morir como un vikingo al fin. Por ahora lleva muy bien lo del banquete de Odín, Erling el vikingo entrará al Valhalla cuando todo esto termine.
Pleitos. Para bien o mal, en México enloquecemos con la Selección: hay quien arriesga su trabajo, su patrimonio, su matrimonio y quien vende hasta la casa por seguirla en un Mundial. El folklore y colorido alrededor del Tri, es uno de los más singulares, llamativos y apasionados del mundo. No importa si gana o pierde, el equipo mexicano nunca se ha quedado solo y siempre está dispuesto a hacernos reír, llorar, sufrir o disfrutar. Pero en los últimos tiempos lo que sucede alrededor de la Selección nos está haciendo pelear. Al cruzar a este delicado punto, pelear por un equipo, el deporte pierde la batalla.
