Abuchear. Cuando Messi salió del Barça dejó algo más que un equipo, en realidad, se fue de casa con una vida hecha en la Masía y una trayectoria inigualable al calor de uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Cambiar de equipo es cambiar de cultura. El paso de la Champions por el Bernabéu confirmó que el Madrid sigue siendo el mismo, el PSG también, pero Messi ha cambiado mucho.
Si ya no disfrutaba del futbol en Barcelona, en París lo está sufriendo. Ayer escuchó por primera vez en su carrera, el sonido del enfado: uno de los mejores jugadores de la historia fue abucheado. En realidad, Messi está lejos de su nivel con el Barça, pero el PSG, se encuentra a años luz de parecerse, aunque sea un poquito, a aquel equipo donde Messi fue la estrella principal.
Aplaudir. Existía un sonido en los viejos estadios del futbol mexicano que ha desaparecido casi por completo: el aplauso. Todavía quedan algunas zonas en ciertos estadios, donde puede escucharse ese “clap-clap-clap” después de una buena jugada o un valiente lance del partido.
El aplauso permitía al público reconocer el buen juego y al futbolista, sentirse un buen jugador. Había una especie de legitimación ancestral en el aplauso, que garantizaba al deporte mantener un cálido y respetuoso contacto con la tribuna.
Con el tiempo llegaron los coros, los cantos y lo demás; y el aplauso se perdió. Durante la última jornada, volvimos a escuchar gente que aplaudía, ojalá.
Recordar. Días antes del Mundial, la Selección Nacional que vivía en el viejo Cecap, muy cerca del estadio Azteca, hoy habilitado como estacionamiento, esperaba la llegada de Hugo Sánchez en el emblemático Boeing 747 de Iberia procedente de Madrid.
Aterrizó en la concentración de México 86 con el segundo Pichichi de su carrera en la bolsa y su primer campeonato de Liga con el Real Madrid. Detrás de Maradona, Zico, Platini y Rummenigge; y a pesar de tener 28 años, Hugo era la figura emergente del futbol internacional, pero la gran figura del futbol nacional era Tomás Boy. Líder y crack, Tomás jugó el Mundial de capitán como lo había hecho durante todo el proceso. Con el tiempo le llamaron Jefe: un jugador extraordinario y un tipo excepcional.
José Ramón Fernández Gutiérrez De Quevedo