Un mosaico blanco con pequeños espejos de agua entreverados que dejan ver innumerables montículos níveos como pequeñas montañas…la imagen resalta como un mosaico incrustado en el paisaje de la interminable lontananza de la estepa ocre del desierto de Mapimí…es de tarde, el sol se ha ocultado y el cielo es gris, la amenaza de lluvia paso de lado…estamos en las salinas de Laguna de Palomas.
Laguna de Palomas (Estación Carrillo) es una población en el Municipio de Jiménez, Chihuahua, que se encuentra en el extremo noroeste de la Reserva de la Biósfera de Mapimí, donde se explota la sal desde finales del siglo XIX. Hacia 1944 llegó capital inglés con la empresa “Salinas de México” que trabajó ese recurso hasta 1973, año en que las salinas fueron expropiadas a favor del ejido; desde entonces, la producción es manejada por familias de ejidatarios.
“La sal de mesa” (cloruro de sodio), siempre ha sido un condimento indispensable para la alimentación y es usado además para diferentes procesos industriales y de conservación de alimentos. Se obtiene, principalmente, por evaporación de salmuera marina o, en un método similar, inundando suelos salobres para llevarlos a evaporación.
Para ello, el agua se conduce a unas áreas que se conocen como “charcas”, donde forma un espejo de agua en las “melgas” o cuadros, donde el agua se evapora y expone los cristales de sal que son entonces “cosechados” y apilados en montículos al interior de las melgas, para después sacarse al exterior de la charca con una carretilla.
Actualmente, un grupo de mujeres que, con el apoyo de la CONANP, crearon la Sociedad Cooperativa Salinas de Laguna de Palomas de R.L., intentan comercializar la producción de sal del lugar… “Nuestro principal problema es la comercialización, además nos afectan el coyotaje y la actitud desleal de algunos compañeros”…señalan resueltas Lázara Soledad Martínez Zarabia y Ramona Quiroz, del grupo de “las señoras de la sal”, con quienes tuve la oportunidad de platicar hace algunas semanas.
Conservar la Reserva, mantener y darle valor agregado a un sistema artesanal de producción de sal y buscar mejorar su calidad de vida, amén de llevar la casa y atender a la familia, esa es la múltiple jornada de las señoras de Laguna de Palomas; quienes, con tesón y el apoyo de sus familias, le intentan arrancar lágrimas de sal al desierto.