Cultura

Releer

  • Paisajes abreviados
  • Releer
  • José Luis Vivar

Sin importar el género que se trate, el placer de la lectura comienza en una librería con la elección del libro. Cuando no se tienen información previa, es la mirada quien recorre la portada, se informa en la cuarta de forros y echa una ojeada al interior, para quedar convencido de su adquisición. Después de pagarlo, sostener el libro entre las manos es una sensación de felicidad que solamente quienes son lectores sabrán entender a lo que me refiero.

Más tarde al momento de empezar a leerlo, el olfato se exalta con ese aroma tan particular que despiden las páginas nuevas. Se trata de un objeto virgen, como solía llamar Gabriel García Márquez a todo libro que no ha sido leído. Finalmente, lo que sigue es un acto de intimidad entre el lector y la obra sin que exista un plazo establecido.

Las novedades literarias siempre son un privilegio porque de alguna forma conectan con las voces de los autores que refieren lo que sucede en la actualidad, o también con algún clásico del que no se ha tenido oportunidad de ilustrarse con anterioridad. Todo sea por mantener activa la mente.

Pese a todo, también existe una actividad que para muchos es una pérdida de tiempo, y para otros es algo tan reconfortante como descubrir una nueva aventura: releer. Es decir, regresar al libro que se convirtió en algo especial, por el contenido, por la forma en que es narrado, por la historia, o por uno o varios personajes en particular.

Releer no es repetir, significa volver a encontrarse con un viejo amigo y escucharle contar su propia vida o la de otros; asombrarse con los mínimos detalles que la memoria ha sepultado. Pasar las páginas con mayor pausa, y no con la premura de otros momentos. Deleitarse con determinados párrafos, o incluso repetir una y otra vez esas palabras reunidas en una frase o en un diálogo.

Autores como Borges, Cortázar o Carlos Fuentes, se enorgullecían de releer obras que consideraban fundamentales en sus vidas. Pío Baroja decía que conforme uno se hace viejo gusta más releer que leer. Algo debe haber de cierto porque escritores como Mario Vargas Llosa, Haruki Murakami o Daniel Pennac hacen énfasis en el placer de acercarse a los libros ya leídos.

Cada texto que permanece en los libreros o en alguna otra parte de la casa justifica su presencia: ha ganado un lugar por méritos propios y desde luego por el gusto del lector. No es ninguna casualidad su conservación; así que con tantos atributos merece una oportunidad de retornar a sus páginas.

La relectura no impide acercarse a un título nuevo. Su combinación enriquece de igual forma; es cuestión de preferencias y sobre todo de tiempo. Aunque en estos días de pandemia es de lo que la mayoría de las veces se dispone. Solo hay animarse, buscar el momento preciso y reconfortarse con ese autor, con esa obra que tanto significó para nosotros. Finalmente, releer es hacer un viaje al pasado, vivirlo y regresar al presente con nuevas experiencias.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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