Durante los años 20, 30 y 40 del siglo XX, la popularidad de las revistas Pulp -publicaciones de formato rústico y portadas coloridas-, se extendía por toda la unión americana. Su costo era baratísimo y ofrecían historias de una gran variedad de géneros. El término Pulp dejaba ver que se trataba de un producto hecho a base de residuos de madera, por eso el papel era de muy baja calidad.
De entre todas las temáticas estaban las de corte policíaco. Eran historias lineales y con un final cerrado que dejaban satisfechos a los lectores. En esas revistas colaboraron escritores como Caroll John Daly, Dashiell Hammet y Raymond Chandler. En el caso de este último sus relatos y novelas se caracterizan por mostrar el ambiente gansteril y la corrupción en poblaciones estadounidenses, entre las que sobresale el estado de California.
En medio de toda esa podredumbre y violencia aparece un investigador privado llamado Philip Marlowe cuya inteligencia y particular código de ética lo hacen interesante. A diferencia de personajes policiacos de la época como Hércules Poirot de Agatha Christie, o Sam Spade de Dashiell Hammet, la personalidad de Marlowe es más compleja e intensa. Retraído, cínico, frenético, pero al mismo tiempo comprensivo y noble, asemeja para muchos críticos una especie de don Quijote en mitad del siglo XX.
El debut de este personaje fue en el relato Hombre dedo, y de ahí se extendió a siete novelas, entre 1939 y 1959, año en fallece su autor. Dos años más tarde es publicado El Lápiz, un cuento que reúne todos los ingredientes de las historias del famoso detective, y se convierte en un éxito literario.
Interpretado por primera vez en el cine por Humphrey Bogart en El Sueño Eterno (Dir. Howard Hawks, 1946), con guion de William Faulkner, dicha cinta establece el canon del investigador privado que se sigue utilizando: un tipo solitario, analítico, incorruptible y dispuesto a resolver los casos sin importarle si le llegan a pagar sus honorarios. Si la novela es de las mejores de Chandler, la película es brillante y se le considera un clásico del cine Noir.
Así como ocurre con otros personajes literarios, Philip Marlowe ha sido interpretado por diferentes actores en el cine, como James Caan, Robert Mitchum, Elliott Gould, James Garner, e incluso Danny Glover. Algunos con notables resultados, y otros para el olvido. Porque no es fácil ponerse en sus zapatos del investigador privado, cuando existen testimonios de su desempeño en cada novela donde aparece. Algo curioso, es que para Raymond Chandler el mejor actor que podría haber encarnado a su personaje era Gary Grant, porque así lo imaginaba.
Además del cine, desde hace tiempo autores de diferentes partes del mundo han tomado a Marlowe para rendirle homenaje, o para hacerlo protagonista de sus historias. Destacan “Triste, solitario y final” de Oswaldo Soriano; la antología “El Philip Marlowe de Raymond Chandler” editado por Byron Preiss; “Una rubia de ojos negros” de Benjamin Black, y el más reciente “Solo para soñar”, de Lawrence Osborne, a petición directa de los herederos del mencionado autor que en el próximo mes de julio se celebran 133 años de su natalicio, y pese a todo, su detective favorito, continua con vida y buena salud.
José Luis Vivar