El pasado mes de abril en el marco del Día Mundial del Libro, y dentro de las actividades de la Feria Internacional del libro (FIL), cincuenta mil lectores de todo el estado de Jalisco leyeron Los Recuerdos del Porvenir, de Elena Garro. Novela publicada en 1963, y galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia en ese mismo año. Obra emblemática del siglo XX, y sin duda precursora del Realismo Mágico.
Ninguna persona que cultive con profesionalismo determinada disciplina artística puede augurar el éxito de sus creaciones. Porque el Arte es imprevisible, porque la subjetividad establece las condiciones para el éxito o el fracaso. Algo así sucedió con Elena Garro. Nunca imaginó que triunfaría.
Su biografía es sumamente intensa. De niña soñaba con ser bailarina, o general. Sin embargo su destino estaba en las letras, cuando conoció a quien sería su esposo: el Nobel de Literatura Octavio Paz. El matrimonio tuvo una vida corta: 1937 a 1959. La escritora vivó momentos dulces, como el nacimiento de su hija Helena, sus primeras creaciones literarias, los viajes al extranjero. Y el infierno con infidelidades, humillaciones, y celos creadores.
Polémica de tiempo completo, Elena Garro cayó en las garras de la locura, pero dibujó su vida con palabras de colores que fueron material de Literatura. Llama la atención el caso de su única novela que fue publicada tardíamente, porque aseguraba haberla escrito entre 1951 y 1953.
Antes de Pedro Páramo de Juan Rulfo, Los Recuerdos del Porvenir estaba terminada y lista para enviarse a una editorial. La novela del autor jalisciense vería la luz hasta 1955 y sería un éxito. ¿Qué impidió entonces a la autora publicar su obra? Algunas fuentes señalan directamente a su esposo por celos; otros a ella misma que no la consideró con la suficiente calidad literaria y la abandonó dentro de un baúl junto con otros textos.
Sería hasta 1960 cuando Estrellita, la hermana de Elena, le llevaría desde Nueva York a Paris el dichoso baúl. Cuentan que en dos momentos Los Recuerdos del Porvenir pudo haber sido destruida. Primero la autora en su casa puso el manuscrito sobre la estufa, y gracias a su hija y un sobrino lograron salvarla. Tiempo después, ante Octavio Paz ella lanzó la novela a la chimenea. Por fortuna el poeta la rescató de las llamas y sin mediar palabra la llevó a la editorial Joaquín Mortiz para su publicación.
La locura de Elena Garro no fue gratuita. A su fracaso matrimonial le siguieron las acusaciones y el exilio por ser cabecilla del movimiento del 68. Nunca se le pudo comprobar nada. Su novela dejó de circular por muchos años, y quedó en el olvido. Hoy por fortuna vuelve a ser leída. Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez guarda muchas semejanzas con Los Recuerdos del Porvenir. Pero esa, ya es otra historia.