En el mundo hay museos de todo tipo, y para todos los gustos. Aunque sin duda los mejores son aquellos que se dedican a la promoción del las Bellas Arte, donde la exaltación del espíritu muestra el talento, la dedicación y sobre todo la grandeza de un creador a través de sus obras. Este tipo de recintos siempre han sido una puerta abierta a la contemplación, al regocijo, a la imaginación, y a toda una gama de emociones que despierta cada obra en cuestión cuando se manifiesta la reciprocidad entre el espectador y el objeto.
Pero también existen otro tipos de museos, donde el lado oscuro de la naturaleza humana se presenta en diferentes formas. Uno de esos lugares es el Museo Internacional del Espionaje en la ciudad de Washington, donde desde su apertura en el 2002, exhibe toda clase de objetos que han sido claves en el mundo de los espías, no solo del FBI, sino de la KGB, MI5, y demás agencias que son un referente en los periódicos de todo el mundo, y desde luego en la literatura y el cine.
Las armas más sofisticadas, los químicos mortales que incluyen variedad de venenos y diversos objetos que parecen haber sido obtenidos de las bodegas del agente 007, pero que son una realidad. Asimismo, constantemente se presentan temas especiales sobre misiones famosas, donde se incluye información detallada con mapas, planos, las estrategias empleadas y desde luego los protagonistas que intervinieron en ellas.
La novedad más reciente del mencionado museo es la exposición del piolet que utilizó el agente de la KNVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos) el español Ramón Mercader -enviado por Joseph Stalin-, para dar muerte a León Trotsky, el 20 de agosto de 1940, en casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, en Coyoacán, aunque falleció al día siguiente por la fuerte herida mortal en el cráneo.
Mercader fue detenido el mismo día del atentado. Encarcelado, enfrentó un juicio donde fue juzgado por las autoridades mexicanas y sentenciado a veinte años de prisión. Del arma homicida presentada en los periódicos nunca más se supo nada, y solo se hablaba del piolet, como referencia criminal.
Keith Melton es un investigador y un coleccionista de objetos relacionados con el espionaje. Ha logrado reunir más de 7 mil artefactos de todo tipo, pero hallar el arma de Mercader le costó muchos trabajo. Indagó en varios países, entre ellos Rusia y España, sin éxito, hasta que en el 2005 dio con el paradero del mencionado piolet de 7 cm de largo. La propietaria Ana Lucia Salas, hija de un policía lo mantuvo guardado debajo de su cama durante 40 años. Una carta de la policía mexicana informaba que se trataba de un obsequio para su padre el día de su jubilación.
Como era de esperarse Melton pagó a la propietaria una buena cantidad no revelada. Cuando volvió a los Estados Unidos entregó el piolet a un experto del FBI quien confirmó que había indicios de sangre en el mango. La comparación con fotos de la época legalizó el arma que Mercader había utilizado para asesinar a Trotsky.
Este mes el piolet se exhibe dentro de una vitrina en el Museo Internacional del Espionaje. Gente de todas las edades pueden verlo. Con fascinación o morbo es lo de menos. Su valor histórico es lo más trascendente.