Cuando el éxito como cantante lo colocaba en los primeros lugares de popularidad, si algo incomodaba al recién desaparecido José José, era que se le acercaran seudo compositores para pedirle que le grabaran un tema musical. En México, Centro y Sudamérica, las solicitudes obedecían al mismo patrón: le entregaban un casete con sus datos particulares garabateados en una de las carátulas, asegurándole que sería un éxito. Tan pronto como su tiempo libre se lo permitía, el Príncipe se sentaba a escuchar las obras musicales. Pulsar el botón de Play de la grabadora significaba entrar al Octavo Círculo (Fraude) del Infierno de Dante. De aquellas cintas brotaban tonadillas interpretadas a capella, desentonadas y con letras cursis. Más adelante aparecía alguien acompañando de su guitarra bramando horribles canciones, y así por el estilo. Aunque lo peor fue cuando se topó con un señor que interpretaba su tema ¡silbando!, y al concluir decía: ahí les encargo le pongan la letra, a mí déjenme el crédito como autor de la música. Con estos antecedentes, José José se mostraba reacio a poner atención a ese tipo de material musical, mismo que le seguía siendo entregando. Sin embargo, una noche afuera del Hotel Camino Real en la capital de Managua, su percepción cambió cuando un joven guitarra en mano y acompañado de su esposa, le informó que deseaba mostrarle su canción. Para quitárselo de encima el cantante le solicitó el caset, pero el muchacho no la tenía grabada. Entonces su respuesta fue tajante: no tenía tiempo de escucharlo. El compositor insistió: me dijeron que esta canción solo usted podría cantarla. Al preguntar quién había dicho eso, respondió: la señora Lupita D’Alesio -no mentía, meses atrás la cantante la había escuchado allí en Nicaragua en una eliminatoria de la OTI-. Solo así fue que le permitió a ese muchacho llamado Adán Torres pasar a su habitación, para que le cantara su tema titulado "Almohada" . En solo tres minutos y treinta y dos segundos (3’ 32’’) el Príncipe fue seducido por los acordes y los versos melancólicos de esa balada que parecía eterna porque estaba estructurada en un perfecto círculo armónico. Tanto se entusiasmó que pidió a su representante fuera en busca de una grabadora, para poder registrarla. Al finalizar, no le prometió nada a Adán, pero le aseguró que haría todo lo posible para que Almohada formara parte de su repertorio. Nadie sabe qué sucedió después, pero meses más tarde en Londres, Inglaterra, el arreglista Tom Parker se encargaría de darle una hermosa instrumentación a Almohada, e integrarla en la lista de los temas del álbum Lo Pasado Pasado que saldría a finales de 1978. Por desgracia su autor no pudo ni siquiera recibir el disco porque se encontraba trabajando en los Estados Unidos. Tuvo que pasar casi un año y medio más para que por fin él pudiera escuchar su canción y recibir un generoso cheque por las regalías de ventas, gracias a la intervención del Príncipe que siempre le estaría agradecido por haberle entregado esa joya que una noche en Managua, sutilmente lo había seducido.
José José, seducido en 3' 32''
- Paisajes abreviados
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José Luis Vivar
Jalisco /