Las remesas enviadas por mexicanos en Estados Unidos alcanzan cifras cada vez más altas. En el primer cuatrimestre de 2022 sumaron 17 mil 240 millones de dólares, de acuerdo con el Banco de México —la proyección es llegar a 60 mil millones al terminar el año, y eso tiene contento al presidente López Obrador: “¡Gracias paisanas y paisanos!”, dijo en su discurso del 1 de julio en la inauguración de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco.
Unos días antes había ocurrido la tragedia de San Antonio, en Texas. El horror inenarrable de la muerte por asfixia de más de cincuenta personas, 26 de ellas de nacionalidad mexicana, atrapadas, amontonadas en el interior de un tráiler abandonado en un camino solitario.
Todos los pasajeros, todas las víctimas buscaban un futuro mejor, alejarse de la pobreza y la violencia. Mientras llega el olvido, los medios han entrevistado a sus familiares en comunidades y pueblos maltrechos, donde, entre muchas otras cosas, ahora han perdido también la esperanza de recibir de vez en cuando, para cubrir sus necesidades mínimas, algunos dólares de los parientes muertos en el intento de alcanzar “el sueño americano”.
En los primeros días de su gobierno —el cartujo lo ha consignado en otras ocasiones—, López Obrador le escribió en una carta a Donald Trump: “No está de más recordarle que, en poco tiempo, los mexicanos no tendrán necesidad de acudir a Estados Unidos y que la migración será opcional, no forzosa. (…) Nuestros paisanos podrán trabajar y ser felices donde nacieron, donde están sus familiares, sus costumbres y sus culturas”.
Por supuesto, no fijó plazos para hacer realidad su promesa, mientras tanto la migración de mexicanos sigue en aumento, como las tragedias y las remesas.
El próximo 12 de julio se reunirán en la Casa Blanca los presidentes de México y Estados Unidos, uno de los puntos centrales de su agenda será la migración. Ojalá, más allá de los discursos y las declaraciones en la prensa, hagan algo concreto para disminuir los riesgos para quienes pretenden, exponiendo incluso la vida, cruzar la frontera en busca de trabajo, y un poco de paz.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
José Luis Martínez S.