El programa de los “Pueblos Mágicos” surgió en 2001. Apoya a los pueblos históricos a recuperar su imagen urbana, a sanearse y renovarse para que el turismo y la economía se fortalezcan en beneficio de sus habitantes. Es un programa exitoso; ya hay 132 pueblos “mágicos” en el país. Implica reglas precisas para cuidar una imagen que es de todos, porque todos la vemos, no sólo los propietarios de fincas y edificaciones. Su cuidado es responsabilidad de autoridades y ciudadanos.
Considerando que en las ciudades vivimos no miles, sino millones, ¿podrían haber también “ciudades mágicas”, “avenidas mágicas” o zonas que lo sean? ¿Que nos den un respiro ante la fealdad rampante que inunda y se impone por toda Guadalajara? La desastrosa imagen de la otrora emblemática Avenida “de las Américas”, en el tramo de la Glorieta Colón a avenida Vallarta, es uno de estos tristes casos que se incrementan exponencialmente en nuestra ciudad.
Américas tiene los atributos histórico-patrimoniales para que su imagen se rescate. Es una vía importante y simbólica de la ciudad, durante mucho tiempo, una de las mejores. A partir de los ochenta, comenzó su lento deterioro; hoy,es degradación: caos visual y urbano, anuncios estridentes y agresivos, cablerío, usos y funciones indeseables, fuerte pérdida de arbolado, descuido, abandono y ruina.
No es cuestión de falta de recursos. La economía de la avenida Américas se ve boyante. Es mera desatención, falta de coordinación y reglamentación para hacerla mejor, por parte de todos, autoridades y ciudadanos; nos refleja como sociedad. Lo estético y lo ambiental no son secundarios, una Américas sana y atractiva puede generar un importante beneficio económico para sus propietarios.
Quedan unas cuantas casas viejas en buen estado, con sus respectivas banquetas anchas, arboladas y jardinadas, que nos recuerdan tiempos más dignos y orgullosos de nuestra ciudad. Son la clave de lo que avenida Américas puede volver a ser. Se necesitan proyectos especiales encabezados por la autoridad, con la participaciónde todos los propietarios de la vía, en forma voluntaria o reglamentada, para que esta, y otras zonas de la ciudad, recuperen su valor y armonía.
José Javier Gómez Álvarez