Cultura

Susana San Juan o el mito femenino en "Pedro Páramo" /y II

  • Los inmortales del momento
  • Susana San Juan o el mito femenino en "Pedro Páramo" /y II
  • José de la Colina

¿Pero quién es Susana San Juan? Por ella Pedro Páramo ha querido convertirse en el señor de Comala, un tirano omnipotente en ese cerrado mundo. Su pasión destructora es la del amor romántico, la de Heathcliff por Catalina en Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, novela genial sin duda leída por Juan Rulfo.

La primera referencia que tenemos de Susana San Juan es cuando el niño Pedro, mientras cumple en el baño una función suciamente física, ¿o acaso se masturba?, piensa en ella como un ser muy alto, que es inaccesible en el cielo entre papalotes (“Te he dicho que te salgas del excusado, muchacho” —grita la madre.)

Y cuando, ya mayor, el cacique tendrá por fin a Susana, será porque, dicen los murmullos, “se la entregaron ya sufrida y quizá loca”. Está aislada de los demás, rodeada también de una soledad que la hace “ver borrosa la cara de la gente”. Su presencia se sitúa bajo el signo y el sino de la ambigüedad: el mayordomo Fulgor Sedano deja ver a Pedro que hay incesto de ella con su padre o su hermano:

“–¿Han venido los dos?

“–Sí, él y su mujer.

“–¿No será su hija?

“–Pues por el modo como la trata, más bien parece su mujer”.

El equívoco se alarga hasta las páginas finales, cuando el cura Rentería asiste a Susana moribunda, desnuda en el lecho, y ésta lo confunde con su padre… que ya ha muerto.

El tema del incesto se halla latente y apareciendo, intermitente, aquí, allá
y acullá a lo largo del libro. Como Pedro, Susana es un ser fascinado por las imágenes obsesivas de su memoria, cercado por un pasado en el que hay pocos y precarios momentos de felicidad. En ese pasado están el mar, el Sol y un hombre, Florencio, que por supuesto quizá sea su hermano o su padre, y a quien, a quien revive su delirio.

Susana se ha construido su propia prisión de delirio febril con las imágenes del mar y el sol y el rostro de su hermano amado en el alma como en el cuerpo, y Pedro la encuentra siempre tan ajena para él como para el mundo entero. La encierra, aunque nada más que corporalmente, pero él nunca llega a saber realmente quién es ella; aunque sea la clave del mundo objetivo, él ha intentado edificar un palacio para la mujer amada, ese que es el rancho de la Media Luna. El desconocimiento del mundo de Susana motiva que, a la vez, el rancho palaciego y toda Comala sean la prisión del
cacique todopoderoso. La resistencia del Otro: ella, Susana San Juan, es decir el único ser que Páramo, pese a su radical amor, nunca logra hacer suyo, vuelve fútil el poder caciquil y erosiona su voluntad y lo que sería la razón de ser del personaje masculino, por fuerte e impositivo que sea para todos los demás personajes de segundo o tercer plano, y en resumidas cuentas para toda la gente de Comala. Cuando muere Susana San Juan, Pedro Páramo será un relativamente lento asesino del total de la gente del lugar que iba ser el reino de ella: “Porque fueron días grises, tristes para la Media Luna. Don Pedro no hablaba. No salía de su cuarto. Juró vengarse de Comala:

“—Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre.

“Y así lo hizo”.

Con Susana San Juan muere la voluntad de Pedro Páramo y esa fuerza autoabolida causará la agonía de Comala. Solo quedan los murmullos, las voces fantasmales, reiterativas como lazos inmateriales que, pese a todo, aprisionan a los protagonistas. Solo queda la fantasmal memoria colectiva reconstruyendo imágenes en el silencio, en el polvo, en la nada.

Novela de personajes que se buscan y no se encuentran ni siquiera en una conjunta muerte, de seres prolongados en una sutil zona duramente rescatada al olvido por una tan vigorosa como soñadora escritura, Pedro Páramo es, además, una obra sobre el romántico tema del amor imposible. Ese sería su callado pero central y esencial motivo temático. No creo que exista en toda la literatura narrativa mexicana una obra así de ardiente de la pasión del amor, de ese amor que por su propia intensidad destruye al amante y lo convierte, según inolvidablemente dijo Quevedo, en “polvo enamorado”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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