Cultura

Cuando se escriben el poeta y el bufón

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  • José de la Colina


Parecería asunto de comedia fílmica de los hermanos Marx, pero realmente ocurrió. En 1961 el cómico Groucho Marx (Plumas de caballo, Una noche en la ópera, Sopa de ganso, etcétera) recibió una carta de uno de los mayores poetas del siglo, Thomas Stearns Eliot (La tierra baldía, Los hombres huecos, Asesinato en la Catedral, etcétera), que, siendo admirador del bufo desde Londres, le envió a Hollywood su retrato, solicitando a cambio el de su humorista predilecto:

"Querido Groucho:

"Tu retrato lujosamente enmarcado luciría en una de mis paredes junto a los de algunos amigos célebres como W. B. Yeats y Paul Valéry. Te garantizo que serás mi pin-up boy favorito y, a pesar de mis celos, el de la señora Eliot. Muy sinceramente,Tom".

Groucho, desde Hollywood o desde Nueva York, envió su foto, en la cual, muy serio con sus cejas y bigote de humo, más el infaltable enorme puro, estaba sentado junto a una niña de seis años. En el reverso había escrito el autógrafo con esta quizá imprescindible aclaración: "Groucho y su nieta. (Groucho es el de la izquierda de este ícono)".

Y así el bufo y el poeta inauguraron su correspondencia cruzando elogios y chistoretes sin fin.

"Grouchy, me gustan locamente como a ti los puros —escribía Tom Eliot—, pero ni en sueños lograría fumarlos con la galanura hollywoodense con que los fumas tú".

Y respondía Grouchy Marx:

"Tom ilustrísimo. Fumo puros tan fuertes que pueden consumir en dos o tres fumadas a un fortachón con grandes tetas del tipo de Victor Mature (de quien, a propósito, habrás visto Sansón y Dalila). Acostumbro robar los puros a mi productor de películas porque el canalla se divierte inventando pretextos para, a pesar de mi galanura, negarme el total protagonismo que regala a los otros Marx Brothers".

En 1963 ya hay invitaciones declaradas.

"Grouchy, venga usted con su esposa a Londres y a nuestra casa, pero deberá traer una secretaria, un encargado de relaciones públicas y un trío de guardaespaldas que lo protejan de los periodistas londinenses".

Y Grouchy, en estilo casi telegráfico: "Tom, dispongo de trío de guardaespaldas todavía en buen uso, pero imposible ir a Londres con encargado de relaciones públicas, pues hállase demandado por mí debido a que hízome tan popular que por poco línchanme los dizque fans, mientras secretaria demandóme por faltas morales a su provocativa estructura y mi esposa arruinóme el físico por relación juguetona con susodicha. Resultado: situación deplorable imposibilita viaje".

Poeta y bufo intercambiaban noticias sobre sus fallas de salud:

Grouchy: "Tom poetísimo, mi enfermedad, declarada trivial por mis 1200 médicos, cada uno más anheloso de dólares que el otro, se mantiene en la cartelera de mi organismo (¿aprecias la metáfora, poeta?). No puedo por ahora ir a Londres a respirar el prestigioso esmog, pero de cualquier manera espero que hacia la temporada del primer cucú (ese pájaro delator que inaugura la intolerablemente frívola primavera de Londres), me hallaré lo suficientemente sano como para devorar la cena gratis que llevan ustedes dos años prometiéndome. Espero que no sea cena de poeta, pues nadie vive de comer aire, y mucho menos de devorar esmog, por lujosamente londinense que sea".

Y Tom, a su vez: "Grouchy, lamento decirte que la cena prometida (la cual has esperado alimentándote tan solo del esmog de Los Angeles, USA), no será gratis, pues la excelente persona que afirma ser mi esposa dice que antes de osar sentarte a nuestra mesa deberás hacer una excelente película como aquella Sopa de ganso, ¿la recuerdas, o ya se desvaneció en tu heroica desmemoria?".

Y así por el estilo. Los dos astros, cada uno en lo suyo —Tom, las sosegadas letras; y Grouchy las turbulencias del music-hall, el cine y la televisión—, se complacían en llevar un amable duelo de ingenios del que Grouchy escribía a un hermano apodado Gummo:

"Eliot y yo tenemos tres aficiones en común, aparte la de ejercer intensamente el sex appeal. I: Nos gustan los cigarros puros. II: Queremos a los gatos. III: Adoramos soltar calambures, aunque él me lleva ventaja en eso, pues es poeta, y hasta se jacta descaradamente de ello, pero un día lo estrangularé con mis propias manos. Me dice que entre sus gatos tiene uno robado de la portería de un teatro y noblemente llamado Asparragus... aunque Tom lo ofende e irrita disminuyéndolo a Gus".

La correspondencia de Grouchy Marx con Tom Eliot y otros cerebros, antologada y prologada por el guionista de los Marx Brothers, J. S. Perelman (Sopa de ganso, Plumas de caballo), fue editada por Simon & Schuster, NY, hace 50 años, y reeditada en 2015. [Y vaya el detalle al margen: confieso que mi traducción de los fragmentos de cartas de Tom y Grouchy es un tanto libre, si acaso no es libertina].

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