Política

El taxista monologante abre su corazón

  • Carta de Esmógico City
  • El taxista monologante abre su corazón
  • José de la Colina

Posqué, mi viajerazo —le dice al cronista tolerante un taxista monologante mientras con su vehículo del “año de la canica” (venerable expresión misteriosa: ¿cuál año fue ése y cuál canica?) puja y pufa histéricamente (y casi históricamente), inmerso en el caos rugientemente rabioso formado en el cruce de avenida Revolución con la avenida Río Mixcoac—; pos posqué, aquí a un automovilista (o séase yo mero) ya se le va la canija vida a mera y homérica vuelta de rueda, y eso cuando mejor le va a un servidor, aunque, como puede usted ver, con esos poderosos y quizá pudorosos anteojotes intelelectualuchos (¡disculpe, quise decir intelectualoides!), ya la ciudad es un desmadre cada día más con más parálisis, cada hora más atascada y hasta atracada y atragantada por causa de la famosa aunque infame invialidá, y siempre con más esmog y más cabrón gas carbono, y, por si algo faltase… ¡órale!, ya con tanto claxonerío de la manada de bueyes extravié el filamento de las palabras…

Lo que, si usted lo aguanta como chorro verborreico, intento decir es que aquí donde nos tocó, en Esmógico City del Detritus Federal, ya esta metrópoli, de tan desmadrosa, o séase tan progenitora de millones de gente y de sus millones de coches, ya se fregó, ya casi no sirve, ya está muy enferma, ya agoniza, ya va para cadáver de ciudad, ya nomás le falta que la entierren y le pongan la marmória lapidota de RIP (que no significaría Revolucionario Institucional Partido, sino Requiescat In Pace), de modo que ya nosotros, los del ciudadanaje, un día podamos sentirnos liberados de la chingalópolis e irnos a fundar en otra parte una nueva ciudá de México de veras viable, una ciudá para seres humanos de los nueve meses a los noventa años y de todos los sexos, del primero al tercero (“ay sí, tú”), y hasta tengamos como antaño cielos cotidianos de puro aire y esplendor solo frecuentados por los volanderos y multicolores papalotes que nuevamente debieran volar en un horizonte azulérrimo (como diría la China Mendoza que usté ha de conocer y que tan bonito escribe…).

¡Órale, mi buen!, le digo que me estoy asustando, ya a cada rato le entro a lo del mono loco, o séase al monólogo…

Posqué, ¿no?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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