Política

Cuando al cronista se le erizaron los pelos

  • Carta de Esmógico City
  • Cuando al cronista se le erizaron los pelos
  • José de la Colina

Los pocos cabellos... o si se quiere ser más precisos: las pocas canas que al cronista le sobreviven en la testa, se erizaron, como les ocurría a los pelos de los héroes de las noveluchas de espantos del siglo XIX, cuando leyó en su periódico favorito —el cual por casualidad es este que el lector, si lo hay, tiene en las manos— la noticia de que no menos de 4 mil (¡cuatro mil!) reos condenados por delitos menores serían excarcelados un días estos, dada la proclividad de cualquier gobierno citadino o nacional a la benevolencia como modo de respeto e inclusive querencia a los derechos humanos.

Oh, uf, ay, gulp.

La noticia no era para menos de causar el sustote del susodicho pergeñador de crónicas porque, en resumidas cuentas, o en resumidos cuentos (si es que acaso fuese noticia imaginaria, y no lo es), en una ciudad que ya tiene a los ciudadanos ojerosos y temblorosos por la inconmensurable criminalidad callejera, plazolera y hasta hogareña, además habrá todavía más miles de miembros del hampa sueltos por doquier, gente que si acaso fue apresada por algún crimencillo sin importancia, acaso cometido por descuido, o tal vez fue inmerecidamente inculpada de ello, habrá hecho el aprendizaje de cómo ejercer mayores actos delictuosos que la hagan pasar del crimencito —el robo en poca escala y sin violencia, sustracción de cartera, el secuestrito momentáneo y con manutención somera pero gratis, la zancadilla traviesa, la gresca cantinera, el atropellamiento automovilístico por irresponsabilidad o distracción, y en fin cositas así—, a asuntos mayores como asesinato, secuestro duradero, violación de mujeres o niños, usurpación de firma e identidad, tortura deliberada, diputación y gubernatura ladronas... y en fin, todo lo que se aprende en esas universidades del crimen que son nuestras (¿nuestras?) cárceles.

Y no es que el cronista se deleite sabiendo que hay muchos prisioneros guardaditos, no es que sea de duro corazón ni adrede ignore los famosos derechos humanos de ...hasta las sabandijas humanas o los inocentes inculpados, pero, de cualquier manera, al leer la noticia, y para decirlo de una vez y en modo popular, ¡se le pararon los pocos pelos de la calenturienta testa súbitamente enfriada!

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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